Miércoles, 15 de Mayo 2024
Viernes, 22 de Julio del 2016

Las bochas: El deporte que resiste al paso del tiempo

<p>Casi todas las noches hay actividad en los cuatro clubes de la ciudad. Las canchas blancas y cuidadas casi con obsesión se llenan de bochófilos ansiosos por tirar el bochazo.</p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

El bochador entrecerró sus ojos en busca de una visión más clara de la situación del otro lado de la cancha. El peso del partido estaba sobre sus hombros, debía abrirle el camino hacia el chico a sus compañeros, para que ellos arrimen y poder dar vuelta el partido. Calculó la distancia, la fuerza, la dirección, tomó tres pasos de carrera y la bocha se alejó de su brazo, presa del impulso, intentando materializar esa combinación de fuerza y precisión que su lanzador intentó imprimirle.

Situaciones así suceden casi todos los días en Funes, y no precisamente tan literarias. Es que el juego de las bochas es un deporte que resiste al paso del tiempo en los clubes de la ciudad, donde casi todas las noches hay actividad en esas canchas blancas y cuidadas casi con obsesión. Canchas que se llenan de bochófilos que buscan divertirse un rato jugando o simplemente viendo el deporte blanco, acompañado de algún vermouth o algo para picar.

El juego es, a grandes rasgos, simple: quien gana el sorteo arroja el chico o bochín, y arrima su primera bocha, intentando dejarla lo más cerca posible. El otro equipo, por su parte, intentará liberar el camino hacia el chico con bochazos que corran a las bochas adversarias, para luego arrimar bochas propias. Habiendo tirado todas las bochas, un equipo se adjudica tantos puntos como bochas más cercanas al chico que la mejor bocha del adversario. Luego de eso, se cambia de lado y se vuelve a empezar. Gana el que llegue primero al puntaje acordado.

Jugadores. “Hace quince años que juego a las bochas”, cuenta Ramón Goytia, club Florida, jugador medio pero sin miedo a tirar el bochazo. “Aprendí en el campo. Ahí se sigue jugando, pero en clubes es más cómodo. Lo lindo de este deporte es que no tiene edad, juegan de un chico de doce hasta una persona de ochenta. A mí me gusta, yo puedo estar cuatro o cinco horas dentro de la cancha”.

“Yo aprendí a jugar en el bar de Spitale. Ahí jugábamos siempre, por guita. Después fuimos a los clubes. El sueldo del día te lo jugabas, si perdías al otro día había que ir a poner el lomo y seco. Terminábamos de laburar de albañil y a las seis y media ya estábamos en la cancha de bochas. Hace cincuenta años ya”, cuenta Lescano, sindicado por algunos como uno de los mejores jugadores que tuvo pueblo, hoy ya retirado.

Pero no solo hombres jugaban o juegan al deporte blanco en la ciudad. Las mujeres tienen su lugar y vaya lugar. Como Débora Edreira, hoy presidente del club San Telmo: “A los 18 jugaba en la liga de bochas, con toda la camada de chicas hijas de mujeres que ya jugaba. Jugábamos mezclado con varones, las mujeres arrimábamos, y los varones bochaban. Cuando le agarrábamos la mano a las canchas arrimábamos mejor que los hombres. Ahí no había club, era más recreativo, del club que te llamaban vos ibas”. De esa primera camada de mujeres bochófilas formaba parte Zulema “Mema” Ledesma, todavía en actividad. “Empecé cuando era joven, había partidos mixtos. Con mi marido y otro hombre que era muy buen bochador, ¿sabés los partidos que ganábamos?”, recuerda Mema. “Hace dos semanas me invitaron de nuevo, hace mucho no jugaba. ´El que sabe bailar no se olvida, y si vos sabés jugar algo vas a rumbear´, me dijeron, y el primer torneo lo ganamos. Hay mujeres que les gusta pero no juegan porque nadie las habla. No hay que tenerles miedo a los hombres, no te vas a creer que para arrimar son mejores que nosotros”, agrega. Sonia y Paola Casciani, Mariela Lescano, su mamá Angelita, Cristina Almoualén, Esther Tieri, Celia Marelia, fueron solo algunas de todas las mujeres bochófilas que tuvo Funes.

Clubes. El deporte blanco se juega en los cuatro clubes de la ciudad, que cuentan con canchas. En algunos, como en Florida y Funes, no se cobra cancha pero se pide que los que se juntan dos o tres veces por semana sean socios. En otros, como Industrial, se cobra treinta pesos de cancha. Los martes y viernes son los días de más actividad en los clubes, en los que cada uno cuenta con un grupo de entre quince y veinte personas, fijos, un movimiento que también le da vida al buffet de las instituciones. Solo el Club Funes tiene tríos en la liga rosarina de bochas, jugando oficialmente. Por su parte, Industrial tiene un equipo formado por gente del club, que juegan en una liga del interior santafesino.

En Funes también se juegan torneos interclubes, organizado por las propias instituciones, cada una en el mes de su aniversario: en mayo Florida, en junio Funes, en julio Industrial y octubre San Telmo. Esos torneos cuentan con la participación de los cuatro clubes funenses más América y San Lorenzo de Roldán, quienes también organizan torneos en sus meses aniversarios. Este 26 de julio comienza el interclubes organizado por Industrial. En las cenas aniversario de cada club se acostumbra a dar los trofeos al primer y segundo lugar.

Canchas. El cuidado de las canchas es artesanal, casi obsesivo y todo una ciencia. “Las canchas nuestras están hechas sobre desnivel para tener una humedad constante y no tener que regar tanto como si estuviera en la superficie. Al estar 40 centímetros bajo tierra, siempre tenés humedad. Una cancha se llama “Marcelo Peger” y la otra “Carlos Genesetti”, que hicieron mucho por el club y por las bochas”, cuentan desde el Club Funes ¿Qué pasa si hay una irregularidad en la planicie de la cancha? Se arregla en el momento, con los instrumentos correspondientes con los que toda cancha cuenta.

El deporte bochófilo resiste y tiene sus puertas abiertas para el que quiera acercarse a los clubes a participar y de paso ayudar a las instituciones de la ciudad que se brindan sin reparos a la comunidad. Como dijeron muchos, no tiene edad, encuentra en la cancha a todas las generaciones y, le puedo asegurar, es divertidísimo.