Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Viernes, 30 de Octubre del 2015

Una pasión emplumada

<p>Juan Carlos Rodríguez fue miembro de la Sociedad Colombófila de Funes y hoy sueña con recuperar la actividad en la ciudad.</p>

Foto: Vanesa Fresno-InfoFunes

La colombofilia es el arte de criar, adiestrar y cuidar palomas mensajeras. Pocos saben que durante muchos años Funes tuvo su propia Sociedad Colombófila, con su local sobre la Callejuela Bohemia y numerosos socios. Quien recordó estas épocas y ahondó más en este arte fue Juan Carlos Rodríguez, colombófilo, hijo de un colombófilo y miembro de esta sociedad.

“Yo empecé por mi papá, él se inició con las palomas”, cuenta Juan Carlos. “A los 25 años lo acompañaba a mi papá los domingos, pero ya a partir del año 90 tuve una participación firme. Lo bueno de todo esto es cómo uno cosecha amigos, en todo el país, es algo sano. No tiene la difusión que debería tener, se podría usar para sacar a los chicos de la calle, de hecho hoy se está trabajando mucho en eso, en la recuperación de gente con adicciones”, explica, demostrando su pasión por las palomas.

Mientras las palomas comen y aletean, desde el palomar en la terraza de su casa, Juan Carlos continúa el relato: “La Sociedad Colombófila de Funes nació antes de la época de mi papá, pero tuvo su auge en la época de él y en la mía. Durante mucho tiempo tuvo su propio local enfrente del actual banco Macro (en la Callejuela Bohemia), cedido por la Municipalidad, y con la colaboración de mucha gente y muchos socios, se levantó eso. En un momento hubo como 30 socios. Estaba Manuel Basílico, Brunello, Juri, Tomasini, Chavez, García en el barrio Florida, Mosconi, Hilario Rodríguez, Vázquez, Dante Tomei, el Quito Rodríguez, y muchos más”.

“Se practicaba mucho en Funes, y la sociedad era un grupo de amigos”, rememora el colombófilo. “Con las discusiones propias por la competencia y eso pero siempre muy lindo todo, se hacían muchas reuniones donde participaba la familia, siempre nos aglutinó la camaradería. Se iba desde la Sociedad hasta la Estación con los canastos de mimbre, se hacían cadenas. Uno agarraba de una punta, otro de otra, se hacía una cadena y nos íbamos a la Estación, a dejar las palomas en el tren, que las llevaba hasta el punto de suelta, y luego las esperábamos”, agrega.

Hoy en día, la colombofilia se recupera lentamente de un gran decaimiento en su práctica: “Volvieron algunos que se habían retirado, hay chicos nuevos, se le está dando un empuje para poder reactivar otra vez la función de la colombofilia. Tenemos ganas de hacer cosas acá, de no tener que irnos a Rosario, de captar gente de Funes, de generar un movimiento acá”, relata Juan Carlos. “Hay competencias locales y de todo el circuito, constituido desde San Lorenzo hasta Ramallo, todas esas localidades participan del circuito Alas del Paraná”, agrega.

“Es algo muy lindo, muy apasionante”, dice Rodríguez, en la paz de la terraza de su casa, acompañado de sus fieles compañeras voladoras. “Cuando estoy con las palomas, estoy con mi papá, él me inició en todo esto. Gracias a Dios, hice muchos amigos en la colombofilia. Para mí es un escape muy grande, es un cable a tierra”.