Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Martes, 01 de Septiembre del 2015

"Pensar así no significa tener animosidad con Rossetti"

<p>El edil Mauro Miguez, autor del proyecto que deroga las ordenanzas de barrios cerrados, salió al cruce de las declaraciones del empresario.</p> <p> </p>

El concejal Mauro Miguez, de Unidad Popular, autor del proyecto que deroga las ordenanzas de barrios cerrados y clubes de campo, salió al cruce de las declaraciones del empresario Juan Félix Rossetti, quien había sostenido que la iniciativa de prohibición carece de fundamento y puede “paralizar” la actividad económica y social.


Al respecto, Miguez remarcó que "este no es un debate con un empresario, o un holding empresarial, que por cierto, reúne mas del 84% de la tierra loteada por barrios privados. Este, es un problema y un planteo estricto de planificación, de proyección de la ciudad futura. El suelo, tiene una función social, es un medio de producción que debe ser socializado, al que miles de funenses no pueden acceder, y menos en los estándares económicos que plantea un barrio privado, porque es imposible que un joven o una familia de clase media promedio se haga de un terreno en un barrio privado. A ello, sumado que un barrio cerrado plantea la negación sistemática del urbanismo, niega a la ciudad, porque se segmenta de ella. La integración, en una ciudad democrática, debe ir más allá de los cercos y los muros, y debe posibilitar el encuentro, la libre circulación, la vinculación, las oportunidades. Si no hay eso, no hay ciudad".


Ampliando los fundamentos de la iniciativa, el concejal de UP sostuvo que "pensar así, no significa tener animosidad con Rossetti, o con los emprendimientos existentes. Es más, la idea no abarca suprimir los derechos adquiridos. Solo, cabe dar la discusión hacia adelante, diciendo que queremos capitalizar el suelo disponible, ponerlo a disposición de la planificación pública, de un Banco de Tierras o un Instituto de Hábitat. Esto es, recuperar fracciones de suelo de la especulación de cierta iniciativa inmobiliaria y ofrecerle a la gente, nativa a o no, la posibilidad de barrios abiertos bien concebidos con estándares de calidad. Y esta, aunque Rossetti quiera concebirla de otro modo, es una discusión de poder, porque se discute riqueza, la generación de riqueza social, que puede ser para los consorcios inmobiliarios o para la gente. A mí, me parece indigno que miles de jóvenes no puedan acceder a un terreno propio, porque la iniciativa de barrios restringidos avanza sobre el suelo disponible. Y en eso, los gobiernos han tenido sus complicidades, han creado las condiciones para la transferencia de una fenomenal riqueza al convertir suelo rural, ecosistemas naturales, en suelo urbanizable cerrados. Ese pasaje, favoreció en gran medida al capital inmobiliario. El 6% del suelo de la ciudad, con los crecientes valores del metro cuadrado, están en manos de urbanizaciones privadas. ¿Dónde está el beneficio social?”.


Cerrando, sostuvo que disiente con Rossetti al afirmar que con el Ya Basta, se detendrá la actividad social y económica. "Esa misma actividad, se genera en otros sectores en Funes. En el comercio, en el área educativa, en la construcción ligada a los propios barrios abiertos, en la inversión pública. El volumen de la actividad social y económica de una ciudad, mejora, cuando los bienes y servicios llegan a todos por igual. Cuando hay desigualdad, no hay ciclo económico favorable. Una ciudad abierta, con buenos espacios públicos, con cultura popular, hace que la gente se acerque, y si se acerca, hay incentivos para comerciar, para intercambiar, para generar ideas, para invertir. Cuanto más lejos estamos, menos factible es la prosperidad. Cuantas más barreras, más lejos del desarrollo social. Por eso, esta es una decisión crucial, política e ideológica. Y si hay controversia con algunos empresarios, es porque estos fueron los beneficiarios mayoritarios de un ciclo de privatización de la ciudad, de su mecanización, que debe terminar. Y eso, les molesta".