Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Jueves, 04 de Junio del 2015

Manchita, el perro que casi va preso

<p>Increíble pero real, el pichicho fue llevado a juicio por una vecina que lo consideraba peligroso. Cuál fue el alegato del abogado defensor para demostrar la inocencia del can.</p>

Foto: Ayelén Miramontes (Para InfoFunes)

Manchita es un perro mediano, un mestizo de contextura casi robusta. De un color marrón desteñido casi uniforme (al blanco de sus patas le debe su nombre) y cara de buenazo. Manchita, se podría decir, es un perro como cualquiera de los incontables que pululan por la ciudad. Cariñoso –casi cargoso-, gustaba de salir a la vereda a saludar a quienes pasaban frente a su casa. 

Pero un día, a alguien esa actitud del chucho le pareció peligrosa. Fue grande la sorpresa de Jaime, su dueño, y de sus tres hijos, cuando recibieron en su casa a la policía con una formal citación del Juzgado de Faltas por una supuesta infracción artículo 98 del Código de Faltas por “omisión de custodia de animales. “El que en lugares abiertos dejare cualquier clase de animal, sin haber tomado las precauciones suficientes para que no causen daño o estorben el tránsito, será reprimido con arresto hasta diez días o multa hasta tres jus”, señala la legislación vigente.

Y allá tuvo que ir Manchita (nobleza obliga, en realidad su dueño), a sentarse en el banquillo de los acusados en los Tribunales Provinciales para demostrar su inocencia frente al Sumario nro. 880/2011 que se le había iniciado. Lo que parecía un caso más –al menos un tanto insólito- para la maquinaria judicial, era una cuestión que les quitaba el sueño a los tres niños, que tenían en Manchita un amigo y fiel compañero y que creyeron que las interminables horas de juegos se terminaban para siempre, y siguieron el proceso judicial con suma preocupación.  

En derecho se dice que es posible probar un hecho positivo, pero probar un hecho negativo es muy difícil, por lo que se habla de la “prueba diabólica”. A eso tuvo que atenerse el abogado defensor de manchita a la hora de demostrar que el perro lejos estaba de ser considerado agresivo. El letrado sostuvo que Manchita no deambulaba en la calle sino que permanecía dentro de su casa, que su familia había tomado todas las precauciones tendientes y suficientes para que no cause daño, demostró que tenía vacunación al día y seguimiento sanitario como corresponde.

Pero para demostrar la inocencia del atribulado can, la defensa de Manchita apeló a una retórica que apuntó directamente al corazón del juez que entendía la causa. En los pasillos de Tribunales todavía recuerdan el cierre de la defensa, al que InfoFunes accedió, y que no tiene desperdicio: “¿Hay algo más conmovedor que un perro jugando con niños o cualquier otro animal? ¿Conoce la gente de los beneficios médicos resumidos en la zooterapia, incluso para chicos con discapacidad? ¿No le resuena al público en general algo cuando lee o escucha Platero y yo, Lassie, Rin tin tin o Flipper y tantos personajes más? Si hasta la sabiduría popular tiene un refrán que todos conocemos y dice algo como <>”, rezaba el escrito.

Manchita –bueno, Jaime- resultó absuelto. La tantas veces bastardeada Justicia, esta vez funcionó. Esto puede ser un relato más sobre el amor a los animales, pero es también una muestra de que la Justicia de los hombres, a veces, puede ser conmovida por la mirada tierna e inocente de un perro. Como pedía su abogado defensor en el cierre de su alegato, el juez permitió “que Manchita siga siendo la felicidad de Delfina, Mateo y Benjamín, quienes desde que recibieron a la policía en su casa vivieron preocupados y expectantes por su resolución, y esto sí constituye un daño al corazón”. Aun hoy vive junto a su familia y sigue siendo la delicia de los tres niños de la familia que, afortunadamente, no vieron extinguirse para siempre esas interminables horas de juegos con ese perro buenazo que sigue invicto en eso de morder a alguien.