Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Viernes, 27 de Marzo del 2015

Radiografía del delito

<p>Cuáles son las causas del aumento del delito, qué origen tienen las bandas que operan en la ciudad, cómo se puede abordar la prevención. Opinan la fiscal Georgina Pairola, el secretario de Gobierno Gonzalo Miranda Aguiar y el concejal Eduardo Casim.</p>

La problemática de la inseguridad, con mayor o menor impacto, cruza a todo el territorio nacional como una realidad de la que casi ningún rincón de la Argentina es ajeno. Sin embargo, el abordaje de las causas y las características del delito es inherente a la realidad geográfica y cultural de cada ciudad o pueblo del vasto mapa del país. En el caso de Funes, la ciudad no ha sido ajena al incremento de los índices delictivos de toda la región Gran Rosario.  El año pasado, a pedido del programa provincial Vínculos, el Municipio realizó un diagnóstico de la situación en materia de seguridad en la ciudad y la evolución del delito del 2011 en adelante. Ese diagnóstico marcó un “crecimiento de la tasa de delitos no habituales y un incremento del factor miedo a ser víctima de un delito, lo que comúnmente es mal llamado sensación de inseguridad, en un marco que no escapa a una realidad regional, provincial y nacional”. “Hay un cambio en la modalidad del delito hacia formas más complejas con un incremento de las situaciones violentas y la irrupción masiva del uso del arma de fuego. Algo que no existía tanto antes era el robo calificado con uso de arma de fuego, que de repente empiezan a aparecer en los hechos delictivos en la ciudad”, continuaba el informe.

De cualquier modo, es interesante abordar la problemática a partir de dos momentos puntuales que sucedieron en el último año, como dos mojones en la línea de tiempo que traza la inseguridad en la ciudad. Uno de ellos tiene que ver con la llegada de las fuerzas federales, encabezadas por Gendarmería, en el plan de saturación de los barrios “calientes” de Rosario y Villa Gobernador Gálvez. Esa acción, que implicó un fuerte despliegue de efectivos de seguridad en zonas vulnerables y castigadas por el delito y la comercialización de estupefacientes, fue para muchos un hecho clave para el crecimiento delictivo en las localidades periféricas del Gran Rosario.

Según el concejal Eduardo Casim, ese acontecimiento guarda “cierta relación” con un “corrimiento” del delito hacia ciudades como Funes. “Evidentemente allí quedó mucha mano de obra desocupada, jóvenes con un nivel de instrucción probablemente bajo, con una perspectiva de vida realmente difícil que encontraron en el delito, y en su momento en ser soldaditos del narcotráfico, un mecanismo de vida desde el punto de vista de la retribución económica bastante importante”, evaluó. “Así ocurrió que como parcialmente se desactivó eso con la llegada de Gendarmería, nosotros empezamos a ver con más frecuencia lo que no habíamos visto tiempo atrás, una gran cantidad de entraderas”, agregó.  El secretario de Gobierno Gonzalo Miranda Aguiar coincide con esta lectura, pero le agrega otra arista: “El corrimiento del delito no es sólo territorial, a partir de la llegada de Gendarmería a los barrios más complejos de Rosario, sino de las modalidades de la economía del delito”, opinó. Según el funcionario, “cuando se combatió en 2013 los bunkers de drogas en Rosario, se mutó en la modalidad delictiva que tenía que ver con la venta de drogas hacia otros delitos periféricos, porque la economía del delito de las personas que trabajaban en estos bunkers se vio alterada. De ahí fueron, no digo directamente, pero sí de alguna manera a estas nuevas modalidades que tienen que ver con las entraderas o robos a domicilio”.

Entraderas
El otro momento puede ubicarse entre fines de diciembre del año pasado y enero de este año, con la irrupción de bandas que perpetraron una inusual cantidad de entraderas con un nivel de violencia inédito en la ciudad. Para Miranda Aguiar, se trató de “una ola muy violenta, que por suerte empezó a disminuir”. “Creo que tiene que ver con que toda tarea de prevención que realiza la policía o la COE tiene un límite que es obviamente la imposibilidad de saber que en una casa se está produciendo una entradera, porque una vez que entran a la casa pueden actuar con todo el tiempo del mundo”, dedujo. ¨Para Casim, las entraderas violentas “parecían coordinadas, y en algún punto pareció que la ciudad estaba absolutamente desprotegida”. “Yo no hablo de zonas liberadas ni mucho menos sino realmente llamo mucho la atención de casi operativos por parte de delincuentes donde irrumpían en domicilios rompiendo la puerta, o vecinos un domingo a las cinco de la tarde en la pileta que se le metan, los encañonen a todos y después les roben todo”.

Miranda Aguiar apuntó también en que las bandas que operaron durante esas agitadas semanas “deben haber sentido un gran nivel de impunidad, creían que podían actuar porque no les iba a pasar nada”. Pero, el funcionario advierte que “ahora ya están un poco más apretados por la tarea investigativa”. “Creo que uno de los puntos que ha cambiado y que ahora se nota es el mayor trabajo de la tarea investigativa, tanto por la Policía de Investigaciones como por la Fiscalía”.

La fiscal Georgina Pairola es una de las más activas en la tarea investigativa sobre hechos sucedidos en Funes. La letrada reconoce que la entradera  “es el delito que tenemos más en boga y que más nos preocupa” y lo explica en que “tienen resultado a nivel delictivo porque (los delincuentes) se financian, o bien porque las víctimas tienen dinero en efectivo en su domicilio o bien objetos de valor que son fáciles de vender en el mercado negro, y eso hace que modifiquen o perfeccionen sus técnicas porque se van profesionalizando”. “En Funes estamos investigando en un mismo nivel de importancia el tema de las entraderas, no alguna en particular sino que a las que tienen características comunes las hemos agrupado y hemos hecho algunas causas relacionadas y orientamos la investigación en un modo complejo respecto de hechos que, creemos, fueron cometidos por las mismas personas y con la misma modalidad delictiva”, describe.

De dónde vienen
Según Pairola, “lo que se observa en Funes y también en Roldán es un poco más de organización a la hora de cometer el delito”. “Las bandas que operan en la zona por lo general van directamente preparadas a cometer un delito determinado o a una casa determinada, van con cierta logística, con cierta organización de modo de impactar en un lugar específico y luego retirarse raudamente ya con un recorrido especificado de antemano, eso es lo que creemos y lo que estamos intentando de demostrar y a su vez de desactivar”. Para la fiscal, las bandas delictivas “son de Rosario y de otras localidades, incluso de la provincia de Buenos Aires”.

Una lectura similar hace Miranda Aguiar: “Nosotros observamos una mayor presencia de delitos que vienen de fuera de la ciudad, que llegan, roban y se van, y no tanto delitos locales. No digo que no tengamos, pero el modelo de acá era el escruche o delitos menores, sin nivel de violencia, pero cuando llega la entradera o el robo calificado como los delitos más fuertes, tienen que ver con bandas organizadas, bien preparadas, con alta logística que vienen, roban y se van. Sí hubo casos de arrebatos, principalmente en zona norte con algunos casos, que nos parece que son delincuentes de acá”. Sin embargo, para el funcionario puede haber  “inteligencia a nivel local, que informa a las bandas algunos casos que pueden ser atractivos para quienes cometan delitos, creemos que hay gente de acá que es <<datera>>, que da información a las bandas a cambio de dinero”. Casim tiene otro punto de vista. Para el edil “el delinto que está sufriendo la ciudad no es solamente de delincuentes que vienen de ciudades cercanas sino también lamentablemente, y esto fue expresado con nombres y apellidos por un vecino en una reunión hace pocos días atrás en la Plaza, hay grupos de adolescentes de la ciudad que lamentablemente delinquen y son conocidos dentro del ámbito de la ciudad”. 

Abordajes
Ese punto es, para Casim, la clave de uno de los abordajes que se debe abordar a la hora de la prevención: “Allí aparece la contención social que debe dar el Municipio, qué horizonte laboral tienen estos adolescentes, que uno los ve en una plaza a las once o doce de la noche fumando y bebiendo y al otro día qué hacen, dónde trabajan, son preguntas que uno se hace, y evidentemente la respuesta es que al día siguiente no trabajan y estos jóvenes buscan en el delito una salida desde el punto de vista económico”. “Creo que hay que trabajar fuertemente desde lo local también, no solamente reclamarle a la Provincia la mayor cantidad de provisión de vehículos y efectivos, sino también la contención social. Para mí es prioritario que nosotros busquemos una salida para estos adolescentes y jóvenes que están sin tener una actividad laboral concreta”, expresó el edil.  Para Miranda Aguiar, la inclusión social “se tiene que trabajar fuertemente en los planes del gobierno provincial como el Plan Abre”. “La prevención social del delito tiene que ver con darles oportunidades a los jóvenes para que tengan otra salida”, apuntó. En ese sentido, ponderó el trabajo del Municipio en el programa Preventores en adicciones “para sacar a los jóvenes de ese ámbito”, y el programa Vínculos,  a través de cual el Municipio construyó la pista de Skatepark. “Ahora apuntamos al Galpón Cultural”, explicó.
 
En cuanto a las tareas de prevención directas, Miranda Aguiar resaltó el Plan Cuadrante, una experiencia que el Municipio tomó de Chile y que consiste en “dividir a la ciudad en cuadrantes y garantizar una cantidad de vehículos y efectivos que patrullen la zona y puedan disminuir ese miedo que tienen los vecinos a ser asaltados”. “En enero, luego de las entraderas, pudimos coordinar con la Provincia y comenzar a hacerlo. Nuestro modelo es dividir a la ciudad en seis cuadrantes y que cada uno tenga las 24 horas de los 365 días del año un patrullero y un móvil de la COE, que nos permite tener un recorrido constante que puede detectar si existen movimientos extraños. Estamos próximos a tener 12 móviles”, cerró el funcionario.