La calle como lugar de encuentro
<p>Más de treinta vecinos del barrio Funes R se reunieron a cenar en la vereda con la única excusa de encontrarse y conocerse. Entre música, charla y baile, sintieron que recuperaban un espacio perdido: la calle.</p>
La tarde del 25 de diciembre, Elisa y David, dos vecinos de Castelli al 1400, se encontraron sacando la basura frente al contenedor de la cuadra. Se saludaron, se desearon felicidades, y en el medio de la charla improvisada los dos recordaron lo mismo: que cuando eran chicos y vivían en distintos barrios de Rosario, las fiestas se celebraban cortando la calle y con todos los vecinos comiendo en la vereda.
“Nos acordamos de eso y ahí nomás empezamos a pensar en este encuentro -cuenta Elisa-. Hubiera estado bueno hacerlo para el 31 pero muchos ya teníamos compromisos, así que esperamos a enero”.
La noche elegida fue la del sábado 17, y nadie pensó en suspenderlo pese al alerta meteorológico vigente. “Si llovía, ya uno había ofrecido el comedor de su casa”, dice David. Y agrega que “la primera motivación fue recordar lo felices que éramos de chicos”.
En las semanas previas, Elisa y David fueron casa por casa a invitar a todos los vecinos. Entre Castelli, Juan José Paso e Independencia, no quedó uno por visitar. “Pero lo bueno es que se hizo un boca a boca –explica Elisa- y al que no le pudimos avisar nosotros, le avisó un vecino al que ya habíamos invitado”. De todas formas, los impulsores del encuentro calculaban una asistencia “de diez personas, cuanto mucho quince”. Terminaron concurriendo más de treinta.
Sensaciones
“Lo que sentimos cuando empezaron a llegar los primeros fue ‘qué ganas tiene la gente de encontrarse, de reunirse’; y cuando se iban yendo, todos ya estaban pensando en el próximo”, se entusiasma Elisa evocando el momento. “Al principio fue todo presentación –describe David-: quién sos, de dónde sos, en qué casa vivís. Después se pasó al qué te dedicás, de qué trabajás. Y al final ya se armó el sector baile, la ronda de chistes, el karaoke, incluso una señora estuvo recitando también”.
La consigna era simple: menú a la canasta, una choppera, y un par de tablones en la calle. Y lo fundamental: ganas de estar con el otro. Según afirman, hay gente que vive en el barrio hace veinte años y hasta ese sábado no se registraban. Hoy ya se saludan como si fueran viejos conocidos.
Habitar el espacio público
“La cuestión es recuperar la calle. Conocernos es muy importante, estar conectados entre vecinos nos protege”, asegura David. Y no es casual que hable de protección, porque el tema de la seguridad también fue otra de las motivaciones del encuentro festivo que armó este grupo de vecinos de Funes R. “Particularmente, a mi casa y a la de él, entraron a robar, no en este momento pero entraron –cuenta Elisa-. En la de otra chica de acá enfrente también, y sin embargo los de la otra cuadra no sabían nada, nunca se enteraron, ¡y estamos a menos de cien metros! Es muy loco que, estando a dos casas, no te enteres de lo que le pasa al otro”.
Por eso es que entienden que encontrarse y conocerse es el mejor modo de cuidarse. Saber que uno puede contar con el otro y que el otro puede contar con uno. “Pensá que casi todos tenemos nuestros familiares en Rosario, ¿quién es el que está siempre más a mano cuando te pasa algo? ¡tu vecino! “-reflexiona David.
Como suele decir en sus conferencias y charlas públicas el reconocido pedagogo italiano Francesco Tonucci, “la calle es segura si es un lugar de encuentro social, una calle vivida y participada es segura”. Y así lo siente Elisa: “En el tiempo que estuvimos reunidos ahí, ninguno de nosotros pensó que nos podían venir a robar”.
Y mientras planean una nueva juntada para que transforme en algo cotidiano y no excepcional, tiran el guante para que otros lo recojan: “Estaría bueno que se replique en otras cuadras, en otros barrios. Hay que volver a la calle”.
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