Domingo, 22 de Diciembre 2024
Viernes, 18 de Enero del 2013

"Me querían asesinar ahí mismo, estaban sacados”

Cansado de las fiestas clandestinas que se realizaban frente a su casa, Eduardo Páez intentó reclamar por el volumen de la música que se emitía en una fiesta de 15 años. Un grupo de jóvenes lo increpó y le dio una tremenda paliza que lo dejó internado.

Unos pocos días antes de que se promulgue la ordenanza 828/12 (que establece duras sanciones económicas a los propietarios de los inmuebles en que se realicen fiestas clandestinas) hubo un hecho de extrema violencia en el contexto de una de estas fiestas en barrio Los Solares.

Un supuesto cumpleaños de 15 en una casa de Los Tordos al 2100 -durante la madrugada del domingo 23 de diciembre- terminó con un amargo desenlace para un vecino que tuvo la "desubicación" de intentar pedir que bajaran la música.

Fue a las 4 AM cuando Eduardo Páez, padre de familia que se disponía a dormir, cruzó la calle para hacer el pedido que ni llegó a concretarse. Hacía 3 semanas que se venían organizando fiestas en esa casa, de hecho Eduardo ya había repetido el accionar anteriormente sin consecuencias mayores.

"Yo todos los fines de semana que había fiesta me cruzaba, porque llamábamos a la COE, a la Policía y todo nos decían que no podían hacer nada", dice Eduardo.

Aquella madrugada atravesó la puerta de patio y preguntó por la encargada, cuando se dirigía hacia la mesa donde el disc jockey pasaba discos se le abalanzaron 10 pibes que lo empezaron a increpar. En seguida sintió que algo lo golpeaba fuerte en la cara. Empezó a retirarse mientras le seguían arrojando cosas. En la huida, tuvo la mala suerte de trastabillar con una mesa, cayó y recibió una tremenda paliza. Quedó tirado de boca al piso.

Después de esa imagen, lo siguiente que recuerda es estar en el baño de su casa, repleto de sangre. Cuando volvió a despertarse ya estaba en el Hospital Italiano de Rosario. "Me contó mi esposa que me dieron con un caballete en la cara. Ella me salvó porque me querían asesinar ahí mismo, estaban sacados. A ella le dieron patadas, estaban a punto de darme con algo en la cabeza", cuenta sin -aún- poder creer la violencia sin sentido de la que fue víctima.

El saldo que el episodio dejó en su cuerpo está a la vista: casi 30 puntos de sutura en la cara; el tabique partido al medio y los restantes huesos de la nariz fragmentados en al menos 25 pedazos; y otros tantos puntos en la pierna. En total estuvo dos días internado.

A la semana, cuando recuperó algunos movimientos, fue hasta la Municipalidad y habló con el abogado municipal. Este le dijo que no podían hacer nada y que la normativa estaba trabada en el Concejo (finalmente fue aprobada y promulgada). También le reconoció -siempre según Páez- que los fines de semana no hay inspectores porque estos "no quieren hacer horas extras". "Entonces estamos a la deriva acá, nadie te defiende, no podés hacer nada", se quejó el agredido.

Cuando aún le resta un mes para estar en condiciones de reintegrarse al trabajo y lleva una fragilidad absoluta en su nariz, Eduardo Páez avisa que va a avanzar en sede judicial. "Vamos a ir por todos los responsables. Si tiene que ser también la Municipalidad, será".

En ese sentido, según consignó esta semana el diario La Capital, el Municipio gestionó que la policía se acerque a la casa de Páez para tomarle declaración ya que le era imposible trasladarse a la comisaría por la golpiza recibida. Asimismo, el municipio luego intimó a la familia que realizó el cumpleaños, que fue multada, según la ordenanza 401/05, por contaminación por ruidos.