Sábado, 27 de Abril 2024
Viernes, 23 de Noviembre del 2012

El circo de la vida

El circo de la vida
Que parte de "lo que las ordenanzas dicen que no se puede hacer, NO SE PUEDE HACER".

¿Hasta cuando un funcionario se va a dejar lobbear por un empresario inescrupuloso?

Tiene demasiada injerencia esa decisión, afecta a mucha gente, a los que están y a los que vienen. Involucra a muchas familias y muchas veces para mal, ese negocio que están dejando que un alguien realice en perjuicio de muchos alguienes. Uno solo, dos si contamos al funcionario lobbeado, le cagan "literalmente" la vida a cientos, miles. 

El beneficio individual triunfa sobre el colectivo, exactamente lo contrario a lo que pregonan. Es más joden también a los próximos funcionarios que van a ocupar la silla que dejan. Porque el que toma una decisión hoy, mañana se va y a muchos de esos les importa un cuerno a todos los que jodieron. Algunos sufren hoy las consecuencias de sus acciones, o mejor dicho, de sus inacciones; pero son los menos.

Que iluso que soy, pretendo que las instituciones funcionen cómo deben y para lo que fueron creadas. Creo en ellas, en sus reglamentos, en sus estatutos, pero lamentablemente están integradas de hombres y mujeres, reales, con intereses creados y a crearse, con una carga de culpa de decisiones anteriores de las no pueden desentenderse, bah, pueden pero no quieren. En ellos, o al menos en la mayoría de ellos, no creo. Y no porque no quiera creer, sino porque se demuestra no solo diciendo, sino haciendo. Y decir dicen mucho, pero hacer no tanto.

Queda en nosotros, los delegadores de poder según el artículo 22 de las constitución, el controlar, pensar, recordar, quien o quienes fueron los que decidieron y cuán bien o mal lo hicieron, quien o quienes son los que deciden y cómo lo hacen, y fundamentalmente cuales son o serán sus límites para tomar esa decisión teniendo en cuenta toda su carga histórica; a quien le "deben" un favor, con quien no se pueden meter, con quien no les interesa meterse, con quien NO QUIEREN meterse, en resumen, la mochila del pasado...

Y al final de todo, las cuentas las terminan pagando los mismos, los perjudicados de siempre, los que la vemos pasar por el costado, los que laburamos todos los días, los que cumplimos la ley, los que intentamos cumplirla a fuerza de sacrificios, los que estamos indefensos frente al poder hegemónico del estado.

Ellos, los que deciden, casi nunca terminan sufriendo sus propias decisiones, y por eso, no se les cae un pelo al enroscarse detrás de una puerta, encerrados en una oficina, para buscarle la vuelta para engañar a esas mismas instituciones de las cuales forman parte.

Y mientras tanto, aunque los payasos estén tristes, la soga de los trapecistas derruidas y la carpa remendada, el circo de la vida debe continuar...

Está en nosotros...

Hernán Sánchez
DNI 21.962.923