Vendieron una propiedad donde funciona un jardín de infantes, no consiguen otro alquiler y se ven obligados a cerrar sus puertas

El jardín de infantes Cosquillitas, un jardín maternal ubicado sobre avenida Illia al 1000, a metros de la nueva YPF, cierra sus puertas después de 5 años de trabajo en la ciudad y 25 de trayectoria. Son cinco docentes que pierden su trabajo y 30 familias deben reubicar a sus hijos en otros jardines, en caso de conseguir cupo, mientras que otras tanta deben resolver sus vacantes en otro lugar. 

La decisión “es el resultado de la no renovación del contrato de alquiler y de alquileres excesivos en la localidad de Funes”, informó su titular. En diálogo con InfoFunes, Andrea Bonino explicó: “Estoy muy triste, si bien la propiedad se vendió el año pasado, nos había dicho que podían darnos una prórroga del contrato y al final no. Hasta las familias del jardín nos ayudaron a encontrar otros alquileres, pero los pocos con los que dimos no son fáciles de adaptar a un jardín y son realmente impagables”, cuenta sobre algunas pocas propiedades que encontraron como opción pero que rondaban los 200 mil pesos mensuales de alquiler. 

"Logramos superar la pandemia, con lo difícil que fue, y no logramos superar esto, es muy triste", reflexionó Andrea en medio de un llanto que no logró contener. Es que Cosquillitas se ubica, sin habérselo planteado originalmente, en pleno corazón de una de las zonas más requeridas de la ciudad y las que más va cambiando su fisionomía. Cuando comenzó a funcionar el jardín se ubicó en un barrio residencial en el que un jardín de infantes era lo más requerido. La situación no cambia, porque los niños necesitan educarse, pero el perfil comercial que tomó la arteria hace más redituable destinar ese alquiler a otro tipo de comercios, explica.

“Esta situación ya la vivimos cuando nos mudamos de Rosario”, explica sobre la situación que vivió en el 2017 el jardín Cosquillitas, que nació 25 años atrás en calle Forest de Rosario y tras la venta de la propiedad donde funcionaba Andrea decidió instalarlo en Funes donde vive. “Voy a seguir intentando, pero esta vez esta vez vemos que no hay opciones. Se necesitan espacios amplios, ventilados, algunas condiciones mínimas para que funcione un jardín y las pocas que encontramos eran de 180 o 200 mil pesos”.

“Somos una institución educativa, al margen de lo que pueda decir una ordenanza, no somos un comercio. Durante 25 años hemos educado niños, enseñamos a compartir, a aceptar al otro con sus diferencias, esto es educar”, remarca Andrea y asegura que volverá a intentarlo más adelante. 

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