Tiene casi 80 años y lleva un cuarto de siglo empujando el crecimiento de Funescoop
Cacho Rovere fue 17 veces presidente de la Comisión Directiva de la Cooperativa. “Hace años les dije: no tienen una idea lo que va a crecer esta ciudad; tenemos que crecer también”.
Fermín “Cacho” Rovere cumple 80 años en el 2023 y 25 dentro del Consejo Directivo de la Cooperativa. A su llegada, Funescoop ya era una firma con décadas de trayectoria, pero Funes era todavía un pueblo y su cooperativa de comunicaciones era de la misma talla: 1500 abonados en la década de los 90´.
Hoy sigue al frente como presidente de la Comisión Directiva de la cooperativa, una firma que supo crecer a la par de la ciudad en la que nació. Mucho de este proceso se lo deben, aseguran desde adentro, a Cacho. Sus ideas signaron el devenir de la más funense de las empresas de Funes, una empresa que nació hace 60 años y que creció exponencialmente durante los últimos 20. En ese tiempo Rovere fue 17 veces su presidente. Es la persona que hace más tiempo forma parte de Funescoop.
Cuando llegó a Funescoop, tarea que realiza ad honorem como el resto de sus 14 integrantes, la cooperativa tenía 1500 abonados y 12 empleados. Hoy son una estructura de unos 60 empleados que trabajan para brindar servicios a más de 11 mil afiliados, tal como llaman a los clientes que en realidad son socios de la cooperativa de comunicaciones, Funescoop.
La clave, entiende, es “haberse animado”, y los socios ideales para que eso suceda: “Los compañeros que tuve en el Consejo, el haber unido a todos, un capital humano que hizo que hubiera logros porque yo podía poner una idea, pero si esa idea no se trabaja, no se hacía”, destaca sobre las personas que acompañaron su paso por el consejo directivo y los empleados de larga data. Un tipo de 80 años con ideas jóvenes que cree que para crecer hay que animarse.
“Cuando hace 15 años empecé a ver todos los loteos, ya pudimos verlo. Senté al Consejo y les dije: no tienen una idea lo que va a crecer esta ciudad... tenemos que crecer también, no podemos seguir en la casa en la que estábamos. En ese momento por no haber sacado un crédito nos perdimos la oportunidad de comprar el predio donde hoy está el supermercado Arcoíris, después finalmente compramos esta esquina”, cuenta sobre el predio de la esquina de Santa Fe y Elorza donde levantaron el edificio que hoy es sede de Funescoop, una construcción moderna para la tipología de las casas del centro funense.
Pero fue una apuesta. “Hace 10 años les dije al resto de la comisión: una empresa sin créditos no vive. Tiene que sacar un crédito para progresar. Ese momento fue muy delicado, tres compañeros se fueron porque no coincidían y hasta el día de hoy cuando nos cruzamos les digo ¿viste que todavía no nos fundimos?”.
Así con todo. En cada producto que sumaron, Fermín torció una pulseada con ideas que empujó hasta lograr que lo acompañen a concretarlas. Cuando la cooperativa sumó un servicio –y diversificó así los productos que ofrece a la par que las telecomunicaciones cambiaban en el mundo- Rovere estuvo ahí, presidiendo una comisión directiva y advirtiendo que todo cambia, que todo crece y que hay que estar preparado para eso.
“Cada producto que sumamos los fui buscando personalmente. Las primeras alarmas las conseguimos después de conocerlas en la costa... la primera la colocamos, para probarla, en mi casa”, cuenta con orgullo. Aún veraneando seguía con la cabeza puesta en Funescoop, de manera desinteresada. A la par Rovere seguía al frente de su propia firma, una fábrica de abrasivos que funciona hasta el día de hoy en Funes.
En 25 años los cambios fueron inmensos. Funescoop era responsable entonces de unas 1500 líneas de teléfono fijo. Hoy con diez veces más y cada cliente cuenta con mucho más que una línea de teléfono. Con opciones de telefonía, internet, cable, alarmas, ahora también Sensa, su versión app de desarrollo propio con contenido digital on demand, los servicios que prestan se complejizaron año a año, sin quedar atrás de la novedad y manteniendo su competitividad en una ciudad que también creció y cambió inmensamente.
Como Rovere, un hombre que no aparenta las décadas que carga, Funescoop supo crecer con porte y presencia joven, pese a haber nacido en un mundo totalmente distinto al de hoy. Algo de esa mirada ante la vida se coló claramente en el presente de la cooperativa, que supo aprovechar 25 años de ideas y trabajo cooperativo desinteresado.
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