Domingo, 24 de Agosto 2025
Domingo, 24 de Agosto del 2025

Testigos también de la historia de la ciudad: el Coro de Funes, en la mirada de su director "Tito" Gilli

El director, que lleva 32 años al frente del grupo, habló sobre cómo transformó este conjunto de cantantes en una verdadera familia y la pasión que tienen.

En medio de los festejos por los 150 años de Funes surge un balance, o recuento de los distintos espacios, en este caso artísticos de la ciudad. El Coro Municipal “Eduardo Rímini” de Funes es uno de ellos y no sólo por su desempeño vocal, sino por todo lo que este grupo genera hacia adentro y hacia el exterior de la comunidad. Augusto Gilli, conocido desde muy pequeño como “Tito”, para diferenciarlo de su padre quien llevaba el mismo nombre, asegura a sus 85 años que la música es su vida, que no conoce la vida sin los coros con los que trabaja, y que el día que le toque irse de ellos y quedarse sentado en su casa mirando la tevé, se muere.

Tito dirige desde hace 32 años el coro de Funes, desde hace 4 meses el Coro Suizo de Rosario (al cual ingresó cuando estaba casi desintegrado, sin vida ni repertorios, “Era una planta marchita, podrida, y hoy es una que tiene flores y perfume”, resumió), también el coro Cantoamigo, otro de música popular italiana, otro de música latinoamericana, todos de Rosario. Ensaya un día de la semana con cada una de ellas, de lunes a sábados, y los domingos canta en la misa de las 11.30 en la iglesia San José, de Rosario.

“Necesito esa adrenalina para cambiar el chip. Constantemente estoy buscando nuevos objetivos porque la sana, salva, es mi vida”, dijo.

El coro de Funes es muy especial, fue creado en agosto de 1993, cuando me llamaron para que me hiciera cargo de un grupo de gente que tenía ganas de cantar. Algunos de ellos habían participado del coro dirigido por Eduardo Rímini y recuerdo que fue José Luis Diez quien me lo ofreció y por un largo tiempo me pagó con plata de su bolsillo”, compartió.

Y describió: “En un coro vocacional como el nuestro, no es uno profesional, lo que se busca es que la gente, los que ingresan, también disfruten del canto. Entonces buscamos repertorios adecuados para que sientan placer en los ensayos, que son muchos, cada semana llueva, nieva o truene. Y siempre se buscó no gente de calidad en el canto (aunque, si viene, ¡genial!) sino gente que tenga ganas, con constancia y compromiso. Para eso tenemos un blog donde están todas las canciones, partituras y grabaciones, para que cada uno pueda ensayar en su casa también”.

Tito dijo con firmeza que quienes integran el coro “buscan superarse”, ya que ésa es su función: “La de hacerlos crecer en lo que hacen, porque es un servicio y es una canción al alma presente en cada evento. Sin emoción no hay nada”.

“En el coro todos podemos aprender y crecer humanamente, es una familia en donde todos estamos atentos a lo que sucede, a lo que nos involucra, sean alegrías o tristezas. Yo siempre, cada noche al rezar, pido saber escuchar, porque alguien viene con algún problema, un estado de tristeza o algo así, y no puedo decirle ‘ahora no, tenemos que ensayar. Sé que no voy a resolverle la vida, pero esa persona va a ensayar sintiéndose integrada, acogida por este grupo, y es así cómo uno elabora el sentimiento de pertenencia”, explicó.

“Hace tiempo, en una de nuestra presentaciones, cantamos la zamba ‘No te puedo olvidar’. Sabíamos que uno de nuestros compañeros estaba muy triste por haber pedido hacía poco a su esposa, también integrante del coro. Y mientras cantábamos esa zamba, él lo hizo llorando, y nosotros también. Fue tremenda esa tarde, la verdad que esas cosas nos demuestran cuan cerca nos tenemos”, dijo con la voz entrecortada.

Es más, cada mes comparten una cena luego del ensayo para festejar el cumpleaños de cada uno. “Mi cumpleaños fue el 23 de mayo, así que llevé 12 kilos de ravioles, ellos la salsa y el postre, y después del ensayo cenamos todos juntos para festejar –dijo-. Siempre digo ‘Tengamos una buena mística para tener una buena mástica” (risas). “Y hay otro dicho –sumó- ‘Los sueños, sueños son, pero a veces se hacen realidad’. Eso nos pasó en 1999, que soñamos, y en el año 2000 lo concretamos: nos fuimos a España. Éramos integrantes de varios coros, de Funes, Carcarañá y Rosario y tuvimos 12 conciertos en distintas localidades de España, incluso coros de allá nos hospedaron. Fue hermoso”.

Y agregó que el gran toque de color y familiar fue una de las coristas de Funes que se puso de novia con el chofer del colectivo que los trasladaba por España y, dos años más tarde, Tito Gilli cantó el “Ave María” en el casamiento de ambos en Alicante (España).


Los 150 años de Funes

Consultado sobre la importancia de la presentación del coro la otra semana, en el marco de los festejos por los 150 años de la ciudad, Tito relató emocionado: “Vivo en Rosario, pero hace años que vengo a Funes, por eso les decía a todos que imaginaba el orgullo que habrán sentido al cantar en los festejos por una fecha tan grande en esta ciudad. Para mí lo fue, así que seguramente para ellos habrá sido mucho más profundo”.

Y continuó: “Sobre Funes, te puedo decir que la recuerdo de mucho antes de comenzar con el coro, yo venía allá por el 52, 53, al campo Salesiano, a hacer deportes junto a mis compañeros del Colegio San José. Es realmente impresionante el crecimiento que tuvo la ciudad en estos años, sobre todo en los últimos. Sin hacer mención política ni nada, hay que reconocer que el de Roly hizo muchísimo por Funes. Las calles, la iluminación, la seguridad, todo eso es impresionante. Incluso yo venía por calle de tierra desde Rosario. Hoy es toda pavimentada. Funes ha dado un salto, pero no solamente en crecimiento, sino de calidad. Los funenses tienen que estar muy orgullosos del lugar en el que viven, yo lo estoy al venir cada semana”.

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