Domingo, 22 de Diciembre 2024
Domingo, 22 de Diciembre del 2024

Navidad en Funes, un tiempo atrás: una mirada nostálgica a la Fiesta mas linda de todas

Con el paso del tiempo las Fiestas y la ciudad fueron cambiando, dejando aquel pueblo para ser una gran metrópoli. La unión de la familia, eso no cambió.

En Funes cambiaron muchas cosas desde los últimos 5 años, pero mucho ante de ello  las costumbres familiares lo venían haciendo, sobre todo en base a las fiestas de Navidad y de Año Nuevo.

Las largas mesas familiares, donde todo el mundo se olvidaba si estaba enojado con su pariente o no, los árboles de Navidad enormes y repletos de adornos con muchos detalles, las bandejas con manjares caseros y simples y el típico pan dulce al llegar la medianoche eran parte de cada celebración en Funes. El abogado y ciudadano distinguido de Funes Julio Di Giuseppe dialogó con InfoFunes y compartió: “Eran fiestas muy familiares, muy íntimas, que las viví con mucho amor siendo un niño. Creo que la Navidad le pertenece sobre todo a los niños, porque con su inocencia esperan la llegada de algo mágico a la medianoche, se reúnen con sus seres queridos y es una gran oportunidad para conocer historias, compartirlas”.

“Eran muy lindas esas navidades, eran menos comerciales. Funes era un pueblo muy chico, en los años 60, el casco principal estaba entre Galindo y Catamarca y entre Vélez Sarsfield y la ruta, todo lo demás eran casas de fin de semana. Así que esperábamos que sean las doce para poder salir a jugar sobre las vías con los primos de Rosario y de San Luis que venían siempre a pasar Navidad con mis vecinos. Era hermoso”, relató.

Además, marcó la diferencia ante las infancias de ahora ya que recordó que en su época, “el regalo no era lo más importante, por lo menos en Navidad. El de los Reyes sí era el más esperado”. Y sumó: “La Nochebuena era para esperar el nacimiento del Niño Dios, no existía Santa Claus ni Papá Noel. Es más, todo arbolito tenía el pesebre en su base, con todos los animalitos, la Virgen María, José y el niño Jesús”.


Cada 24 de diciembre había ritos casi sagrados para Di Giuseppe y sus amigos. En principio iban a ver el pesebre que se armaba en el frente de una de las viviendas de Montevideo al 1400 (“Justo frente del que es hoy el jardín 101”, mencionó).

“Esa casa siempre fue muy prolija y ese pesebre era hermoso, tenía muchos animalitos, luces. Cuando sabíamos que esta señora lo preparaba, íbamos a verlos, todos en bici”, recordó. Pero ése no era el único punto de encuentro navideño, el otro era el gran pino que la familia López decoraba sobre Avenida del Rosario.

“El de María, la esposa del Chano López, tenía muchas luces y lamparitas de colores. Ya en la década del 60 la gente se seguía vistiendo de negro, verde oscuro, marrón, los colores no estaban  mucho en la ropa, y ver tantos colores en este árbol era algo de otro  mundo. Nos abría la puerta y nos dejaba estar debajo suyo a todos”.

En cuanto a la rutina de cada 24 de diciembre, estaba la Misa de Gallo en Nuestra Señora del Cármen, además del pesebre viviente que se realizaba cada año en el colegio María Auxiliadora. “El pesebre tenía ovejas de verdad, vos pensá que en esa época había ovejas y animales de granja por todos lados, no es como ahora”, dijo.

En cuanto a las tradiciones, Julio comentó que no todas las casas tenían arbolito de Navidad, entre ellas la suya, pero se deslumbraban con el enorme árbol de su abuela, donde se reunían en Nochebuena. Además, nunca se hubiera imaginado que esa fiesta familiar iba a ser irrumpida por un personaje de traje rojo. “Ya en los 80 veíamos al Papá Noel luminoso de la farmacia Marchetti – continuó- y era algo de avanzada. Ahí ya se empezó a hablar de él en la Navidad. Incluso lo tenían en el local donde estaban antes, justo frente al actual, donde hoy está la heladería”.

Gentileza farmacia Marchetti.


Un año una prima llegó a Funes desde Italia para poder conocer cómo pasaban esta fiesta en verano. “Yo creo que se llevó una desilusión muy importante (risas) porque todo era muy austero, no hablo de pobreza, pero sí de pocas cosas, porque no había tanto que comprar y éramos felices así. Además en los almacenes comprábamos todo suelto, envueltos en papel, hoy vas al supermercado y tenés 50 paquetes diferentes de galletitas”. Incluso aquella “mesa dulce” tenía sidra, turrones, nueces y pan dulce, “y nada más”.

Yo volvería a esas navidades, volvería a todo en realidad, soy un enfermo nostálgico, no porque no la pase bien ahora. Sino porque no teníamos problemas, éramos felices, inocentes, incluso no sabíamos de las internas familiares. De echo, para las fiestas era indiscutible que una noche de pasaba en casa de mi abuela, y si mi tío estaba peleando con mi tía, o con mi papá, eso no lo sabíamos, o bien ellos decidían ese día olvidarse, para poder pasarlo en familia. Estoy convencido que toda esa magia, ese encanto de las fiestas es para que la vivan los niños. Es una época hermosa”, dijo emocionado.

Ante la pregunta de cómo vive las fiestas hoy, Coqui sostuvo: “Me adapto, como me adapté a Halloween, salvo que ahora levantás la copa y mirás al costado buscando a los que ya no están. Me gustaría que se vuelva a la espiritualidad, esto de mirarnos hacia adentro, dejar de correr por los regalos y el lechón, sino ponerse a pensar, ver en qué se puede ayudar al otro, qué se puede perdonar y qué no, una renovación”.


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