Tiene 40 años, es de Funes y cruzó el Paraná nadando diez veces: "Correr los límites"
Melina Fernández volvió a la natación tras 10 años de inactividad luego de ser madre. Entrena en Entre Ríos y se destaca entre los deportistas de la región.
Melina Fernández, tiene 40 años, vive en Funes y es una de las nadadoras de aguas abiertas más destacadas y reconocidas de la región. Empezó su pasión a los 12, confiesa que está enamorada de la actividad y cruzó el río Paraná unas diez veces.
Fernández entrena en Nadando y tiene con el deporte una relación de toda la vida. Hasta los 15 años participó en competencias en pileta, en torneos rosarinos o clubes de la zona. Pero a los 17 tuvo una suerte de alumbramiento, la oportunidad de cruzar nadando por primera vez el Paraná. “Me enamoró”, confiesa. “Es un deporte totalmente distinto, un desafío permanente: contra la naturaleza y contra tus propios límites”, agrega. “Desde entonces me dediqué a entrenar para competir en aguas abiertas y durante 11 años participé en travesías y carreras en ríos y lagos, tanto en Rosario, Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba, casi siempre con buenos resultados”, le contó Melina a InfoFunes .
Luego se casó, tuvo un hijo, se divorció, y le resultó cada vez más difícil encontrar un momento para el deporte entre el trabajo, la maternidad y llevar adelante sola su casa hasta que, a fines de 2021, una amiga le escribió porque necesitaban una nadadora para completar un equipo de triatlón y competir en modalidad de postas. Ese fue el puntapié inicial para volver a nadar. Comenzó a entrenar en Nadando Funes, a veces haciendo nado libre y otras en clases con profesor cuando le quedaba un rato libre entre sus obligaciones diarias. “Fue difícil volver después de 10 años de mantenerme alejada del deporte, pero nadar me apasiona”, recuerda.
Al poco tiempo recuperó el ritmo. La pasión nunca se perdió. Entrena dos o tres veces por semana y, desde la temporada pasada, viaja una o dos veces por mes a nadar en el río en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, donde se junta un grupo de nadadores de diferentes ciudades y provincias a entrenar, en una zona que cuenta con todos los permisos de Prefectura, además de recibir el apoyo de guardavidas y embarcaciones. “Fui a practicar al río durante todo el invierno para acostumbrarme a nadar en aguas frías, superando las adversidades del clima”, describió.
¿Pero qué es nadar en aguas abiertas? ¿ Qué tan diferente a una pileta de natación? ¿O a un simple 4x8, como las que abundan en Funes? “Nadar en aguas abiertas es muy distinto a nadar en pileta. Por empezar, no se ve nada. No hay una línea negra en el fondo que te marca el camino para ir derecho. Hay que buscar referencias externas e ir cambiandolas a medida que vas avanzando. A veces es difícil seguirlas, porque el río o los lagos pueden estar picados o el viento generan olas que te impiden ver y sentís que vas nadando a la deriva, en el medio de la nada, hasta que volvés a orientarte y recuperarás el rumbo. Cada carrera tiene sus particularidades. Toda experiencia es distinta a las otras. Las condiciones climáticas influyen muchísimo. Tanto la temperatura del agua, el viento, la lluvia, el oleaje, las corrientes y remansos aportan su grado de dificultad. Pero para mí todo eso es un desafío que me motiva”.
Las carreras en las que participa duran entre una y dos horas por lo que no se trata solo de estado físico, sino también de capacidad mental. “Cuando el cuerpo se va agotando tenés que estar mentalmente preparado para seguir a pesar del cansancio, los calambres y la falta de fuerza”, resume Melina.
En lo que va de la temporada que comenzó en noviembre, obtuvo el tercer puesto en la clasificación general y el primero de su categoría en la primera fecha de la Maratón Acuática que se disputó en Almafuerte, Córdoba. El 26 de noviembre terminó primera en la clasificación general y de categoría en la travesía de 5 km realizada en Paraná, y el 8 de diciembre también alcanzó el 1° puesto de su categoría y cuarta de la general en los 10 km del Desafío de la Baxada, en Paraná.
Su proyección para. En enero tiene previsto competir en Rumipal, una de las competencias más multitudinarias del país, y en febrero piensa nadar los 7 km del Cruce de las Arañas, en Diamante; la Maratón Nocturna de La Calera, Córdoba; y los 5 km de Liebig a San José sobre el río Uruguay. No para.
A la par de la actividad y del esfuerzo que imprime, Melina anhela contar con algún apoyo económico o un patrocinador. “Sería ideal”, se sincera. En cada competencia participa alrededor de 400 nadadores y suelen tener gran despliegue, tanto antes como durante y después de las carreras.
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