La experiencia de los propios: "Los Juegos Olímpicos no deberían realizarse este año”
Los funenses Alberto “Beto” Boggio y Gustavo Canut recordaron sus participaciones en los JJOO en Seúl 1988 y Barcelona 1992 respectivamente, donde Canut volvió con la medalla de bronce.
La organización de los Juegos Olímpicos avanza mientras crecen las preocupaciones en torno a si estarán dadas o no las condiciones de seguridad necesarias para la competencia.
A poco más de un mes de la fecha de inicio, prevista para el 23 de julio en Tokio, especialistas en salud pública de distintas partes del mundo sugieren que se pondrán en peligro a los atletas y demás personas involucradas en los Juegos Olímpicos.
En nuestro país, la delegación que representará a Argentina ya suma 157 deportistas de diferentes disciplinas que viajarán a Japón. La ceremonia de apertura será el 23 de julio y el evento se extenderá hasta 8 de agosto. Cabe recordar que el año pasado ya fueron pospuestos por la pandemia.
Actualmente, Tokio se encuentra en un estado de emergencia planteado hasta el 20 de junio, y profesionales de la salud de la capital japonesa pidieron al primer ministro y a los organizadores del evento que se cancelen los Juegos para aliviar la presión sobre el sistema de salud del país, pero no tuvieron respuesta.
Tanto Canut como Boggio desarrollan sus actividades en la ciudad y les gusta tomarse el tiempo para recordar los que fueron, según coinciden, “los momentos más importantes de su vida”.
Gustavo ganó la medalla de bronce en las Olimpíadas de Barcelona 92, y obtuvo otras tres medallas de bronce más en tres mundiales de pelota vasca. Alberto, fue uno de los tres juveniles de todo el país que Bilardo seleccionó en el 88 para formar parte del equipo que viajó a los Juegos Olímpicos de Seúl, en Corea del Sur.
Los nombres de ambos están inmortalizados en placas plena calle Pellegrini, en Rosario. “Todos soñamos algún día en estar en un juego olímpico, si ganas una medalla tocaste el cielo, recuerdo el día que me pusieron la medalla en el cuello en los juegos de Barcelona 92 y luego tocaron el Himno Nacional como uno de los momentos más importantes de mi vida y claramente el más importante y emocionante como atleta”, recuerda Canut.
Boggio agrega: “La olimpiada lo que tiene es ese espíritu del deporte que no lo encontrás en ningún otro lugar, es la verdadera fiesta del deporte. Veías a todos los atletas de tu país y el mundo que siempre fueron tus ídolos, es estremecedor. Recuerdo que en la villa nos juntamos con otros deportistas argentinos, como Gabriela Zabatini, fue una locura, te haces hinchas de todos”.
Como anecdótico, el ex futbolista primero se lució con la camiseta argentina en las olimpiadas a los 19 años, en las que llegaron hasta octavos de final, y luego ascendió a la primera de Rosario Central, donde venía haciendo carrera en las inferiores desde los 12 años.
Sobre lo que significa para ellos haber representado a su país, Gustavo sostiene “el orgullo más grande para uno es representar al país en competencias internacionales y el premio mayor son las olimpiadas”. Por su parte Beto reflexiona “cantar el himno lejos de tu país, saber que representas a todo un país, es todo muy fuerte y en esa época no había coaching o psicólogos que te ayuden o acompañen como ahora”.
Desde los comienzos, la dinámica de los JJOO no te da margen, en el sentido que apenas quedás descalificado, tenés un pasaje de vuelta a tu casa, “tenés que volverte al día siguiente porque van achicando todo para ir despejando, aún con la angustia e impotencia a flor de piel”.
Invitados a reflexionar sobre si consideran que deberían o no realizarse este año los juegos en Tokio, dieron su mirada como deportistas: “se entrena toda la vida para lograr ese objetivo, pero con el último año de encierro y sin poder entrenar para dar el 100 por 100, no estamos a la altura de muchos países que tienen otros recursos mejores que nosotros”.
“Muchos deportistas argentinos hacen todo a pulmón, hablo de los verdaderos deportes amateurs. Los escasos recursos y la pandemia fueron un combo mortal para llegar a este momento que es el que soñaste y entrenaste toda tu vida. Si se pensara en el deportista, aplazarlo por un año sería la mejor medida. El problema es que hay mucho dinero en juego”. sintetizó Canut.
Asegurando que su análisis está más bien puesto en los deportes amateurs; “Muchos atletas que compiten son profesionales y no los afecta mucho todo esto, pero yo hablo del deporte amateur puro, del que la pelea día a día y hoy no está en condiciones ni físicas ni anímicas de competir”.
Boggio siguió esa misma línea: “Mi opinión es que hoy por hoy están comprometidos con lo que es el show y el espectáculo más que cuidar al deportista, que no ha podido entrenar o recuperarse o prepararse como se merece. Después cuando pierde, la gente se la toma con el deportista y él en realidad está cumpliendo obligaciones, los deportistas no han podido prepararse”.
“Todo deportista sueña con las olimpiadas y se merece que el evento esté a la altura y estar cuidados, que su salud no esté en riesgo. Es entendible de parte de los organizadores y políticos que el show debe continuar, pero lo que está en juego es la salud de los deportistas”, cierra.
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