Sábado, 27 de Abril 2024
Jueves, 13 de Agosto del 2020

Juampi Román, el pibe por el que toda la ciudad rezó

“Valoren la vida, cada minuto de lo que viven, porque se puede terminar en un segundo”. Una tarde, hace un poco más de tres años, su vida casi se va en un tremendo accidente.

por Vanesa Fresno

La de Juampi fue una recuperación milagrosa. Ese fue el comentario de todos, hasta de los médicos más agnósticos que lo atendieron. Cuando llegó al hospital, pensaron que el pibe de 14 años que cruzaba la Ruta para tomar un colectivo y fue embestido por un auto en la Garita 1 de Funes, pasaba en breve a engrosar la lista de los fallecidos. Ese año fueron 548 en toda la provincia. Sin embargo, su historia se quedó, “por obra de Dios” tal como dice, del lado de la historia de los 13961 lesionados en siniestros viales que se registraron en el 2017 en Santa Fe.


El desenlace sorprendió, y la velocidad de su recuperación más aún. “Los médicos decían que recién en tres años iba a estar bien, que podía estar meses en terapia, que podía demorar un año en abrir los ojos, dos años en caminar. Era muy chocante para mi familia recibir esos partes, fue muy duro para ellos. Y al final, a los 15 días salí del hospital”, cuenta hoy Juan Pablo lo que fueron esos días a fines de marzo del 2017. “Hubo médicos ateos que también dijeron que fue un milagro, es algo que no se puede explicar”.


Juan Pablo se aferraba a la vida con tanta fuerza como para salir tan sólo en cuatro días del coma en el que los médicos lo indujeron para cuidar su cerebro tras el fortísimo golpe que recibió su cabeza en el impacto. En su casa, en su barrio Villa Golf, en su ciudad, por acá, todos rezaban. A la par se organizaban protestas y se cortaba la ruta para exigir que las autoridades coloquen el semáforo que hoy sí tiene la olvidada Garita 1. A la par se organizaban ventas de lechones para asistir a su familia. Él se enteró de todo esto después, y aún lo sorprende y lo llena de esperanza.


“Yo empecé a vivir esto solo después del accidente, cuando empecé a recuperarme. Me fui enterando y estoy muy agradecido a la gente porque fue una movida muy grosa, y llegó toda esa  energía, los rezos, todo lo que hicieron de corazón para ayudar a uno que estaba padeciendo”, cuenta con la misma calma y entereza que su familia mostraba tres años atrás.


Ese año su vida dio -en cuestión de segundos- un giro de 180 grados. Cuando recibió el alta del Hospital de Niños V. J. Vilela, tuvo que aprender todo de nuevo. Primero a caminar, luego a sanar el resto del cuerpo. Tres veces por semana viajaba a Rosario a rehabilitar su clavícula, ese año no pudo continuar estudiando. Pero pocos meses después volvió a sorprender: retomó los entrenamientos en el Club Defensores para luego, ya instalado en Rosario donde se rehabilitaba y retomó la secundaria, se pasó al Atletismo donde también se lució.


Hoy sigue estudiando, tendría que estar terminando la secundaria pero perdió un año. Con su hermano abrieron un pequeño almacén en Rosario, y ahí trabaja todos los días. Estudia, trabaja, entrena, ya un poco menos porque las lesiones que le quedaron comenzaron a hacerse notar en los entrenamientos más competitivos. “Igual creo que fue más la parte competitiva la que no me gustó tanto, me cansé más que nada mentalmente no físicamente, porque hay que estar muy completo de todo para entrenar atletismo, ahora lo que quiero es terminar la escuela”, cuenta.


Cuando le dieron el alta, ya en su casa, recibió la visita de la mujer que manejaba el Citroën que lo impactó ese sábado a las ocho de la noche cuando cruzaba la ruta para esperar el colectivo que lo llevaba a la Iglesia cristiana en la que se reunía con sus amigos. “Fue chocante verla, le dije que me arruinó y se largó a llorar”, contó y agregó que fue duro ese encuentro pero que no siente rencores: “si la vuelvo a ver la saludaría todo bien, ella no salió a la calle este día pensando en chocar a alguien”.


Sobre la esquina donde sucedió, Juan Pablo sabe que aún falta conciencia: “Ahora hay semáforo, y eso porque la gente se movilizó, eso se agradece muchísimo, pero hay veces que siguen pasando en rojo”.

-Tu vida estuvo en riesgo y saliste delante. ¿Qué le dirías a alguien joven como vos, que puede estar viviendo situaciones en las que pone en riesgo su vida?


-Le diría que valoren la vida, cada minuto de lo que viven, porque se puede terminar en un segundo, así: en un abrir y un cerrar de ojos, Chau.

Por las circunstancias de la vida, porque Dios lo quiso, esto pasó y me tocó a mí, pero podría haber sido cualquiera. Cuando estuve internado, había dos niñitas en grave estado en las camas de al lado: ellas no sobrevivieron y yo sobreviví. Y ver eso, que mis papás estaban re contentos porque me recuperé y a esas dos familias al lado no les pasó, es duro. Siento que tuve una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, esto vale para cualquiera que esté pasando un mal momento: que valoren en la vida.

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