Martes, 24 de Junio 2025
Domingo, 01 de Junio del 2025

Funes ya está, Roldán está en eso: ¿Hasta dónde llega la expansión del Gran Rosario hacia el oeste?

Urbanizaciones avanzan a paso firme y el mapa metropolitano se transforma. Cómo se consolidan los polos inmobiliarios.

En los últimos años la expansión urbana del Gran Rosario tomó un rumbo definido hacia el oeste. Como parte de ese fenómeno, Funes y Roldán dejaron de ser ciudades dormitorio y pasaron a convertirse en polos de desarrollo inmobiliario. Ahora, algunos expertos y empresarios del rubro inmobiliario se plantean cuál es el límite oeste que tomará la conurbación, siendo hoy Ibarlucea, en el caso de la región de Funes, la localidad próxima que más protagonismo está tomando en cuanto a nuevos desarrollos. Sin embargo, algunos más aventurados divisan una futura explosión por parte de San Jerónimo Sud, que asoma como la siguiente localidad en un proceso que podría consolidar en pocos años un corredor urbano ininterrumpido hasta la Ciudad de Rosario.

El fenómeno no sorprende a los desarrolladores. “Como Buenos Aires, Córdoba y el resto de las ciudades importantes, Rosario también va expandiéndose. La expansión natural del oeste es Funes, Roldán y sigue San Jerónimo”, afirmó el ingeniero Martín Weller, presidente de la Cámara de Urbanizadores de la Provincia de Santa Fe (C.U.P.S.), en diálogo con InfoFunes. Para Weller, este crecimiento es inevitable, siempre y cuando “se haga con responsabilidad, dotando de servicios y trabajando en conjunto entre los desarrolladores y las reparticiones”.

Roldán ya triplicó su población en una década. De tener apenas 13 mil habitantes en 2010, pasó a más de 40 mil según estimaciones municipales. Desarrollos como Tierra de Sueños, Acequias del Aire o Punta Chacra cambiaron por completo la fisonomía de la ciudad y empujaron su integración con Funes. San Jerónimo Sud, ubicada a solo 20 minutos por autopista de Funes, no se queda atrás. Proyectos como Hacienda Damfield o el reciente anuncio de FlyTown -un megaemprendimiento privado con barrio cerrado, hotel cinco estrellas y aeropuerto- anticipan una nueva etapa en la urbanización del corredor oeste.

No todos dentro del sector inmobiliario coinciden con esta visión. “Lo mismo que vos podés decir de San Jerónimo y Carcarañá, también se puede decir de Ibarlucea”, retrucó otro operador consultado. “Hoy todo está creciendo para Ibarlucea, y hay emprendimientos muy interesantes en General Lagos, en el sur del área metropolitana. Granadero Baigorria, por ejemplo, se cayó. Entonces, pensar en que primero será San Jerónimo Sud es arriesgado, porque en realidad también está pasando en otros lugares”.

Las opiniones divididas reflejan una verdad común: el crecimiento está, y la demanda de tierra urbanizable y viviendas accesibles no para. Weller insistió en que “la deficiencia habitacional es muy alta” y que el crédito jugará un rol clave en lo que viene: “Cuando vuelva el crédito, esto va a tomar un impulso mucho más fuerte, como pasó en su momento con el PROCREAR y otras líneas”.

El avance sobre el oeste, sin embargo, plantea desafíos urgentes. La infraestructura debe acompañar: servicios básicos, transporte, salud, educación. Sin planificación, el riesgo es consolidar urbanizaciones aisladas, sin integración real al tejido urbano ni calidad de vida para sus habitantes.

 “El trabajo conjunto entre desarrolladores y municipios es fundamental”, remarcó Weller. “Si se involucran y planifican juntos, el crecimiento puede ser una oportunidad para toda la región”, aseguró.

La conurbación avanza. Ya no se trata de imaginar si Rosario y Funes se unirán urbanamente: eso ya ocurrió. El proceso ahora se proyecta hacia más allá. La pregunta es hasta dónde. Lo que hoy parece borde, mañana puede ser centro. Y mientras tanto, la región redefine su mapa metropolitano sobre la marcha.


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