Día del libro: De Sant Jordi, los libros y las rosas

En el día de Sant Jordi los enamorados intercambian libros y rosas y la rambla de Barcelona se llena (o se llenaba, hoy, seguramente, el escenario será menos romántico y más cercano a una historia de ciencia ficción) de aroma y color a libros, a flores, a amores. Coincide con la primavera en España y con distintos hechos que explican el porqué de la elección de este día en particular.

Fue un 23 de abril el día en que Jordi, por entonces caballero y no santo, fue decapitado por Diocleciano en la denominada “Gran persecución” de cristianos.  A partir de su muerte comenzaron a tejerse historias fantásticas como aquella en la que había sido el héroe frente a un temible dragón. Se cuenta que los habitantes de Tarragona vivían asediados por esta bestia poderosa capaz de envenenar el aire con su aliento y fue Jordi quien la enfrentó solo, montado sobre un caballo blanco, valiéndose de una armadura de metal reluciente y una lanza justiciera. Por supuesto que tamaña hazaña no ocurrió en cualquier momento, fue en el preciso instante en el que el dragón iba a devorarse a una princesa tan bonita como desvalida. Cuentan que cuentan que de la sangre del dragón brotaron rosas, las rosas más hermosas, coloridas y fragantes que jamás se hubieran visto. Por ese motivo, en el siglo XV, Sant Jordi, ya convertido en santo patrono de Barcelona, comenzó a ser homenajeado con una feria de rosas cada 23 de abril.

Se preguntarán, tal vez, el porqué del libro en este día. Cinco siglos más tarde, la Cámara del libro de Barcelona y el Gremio de editores y libreros organizaron una feria con el objetivo de promover la lectura y los libros en Cataluña. Fue un éxito y en este entonces se decidió que el 23 de abril sería el día del libro en honor a dos grandes de la escritura, Cervantes y Shakespeare, que casualmente murieron un 23 de abril. Es a partir de este momento en que comienza la tradición de intercambiar libros y rosas.

Así, en este día y en 2020, llegamos a nueva coincidencia: un peligro en el aire, el amor y los libros. 

Por eso, quedate en casa, el Coronavirus no es un dragón de fantasía; desplegá el amor a la humanidad, cuidándote y cuidando a los otros y aprovechá a abrazarte a un libro reconociendo su valor. Detrás de cada ejemplar se encuentra el trabajo de los autores, los editores, los ilustradores, los diseñadores, las imprentas, los libreros. Las fotocopias de libros son ilegales. Bajar y compartir libros digitalizados sin autorización es igual a robar. No se es solidario cuando se regala lo ajeno. Doná los libros que ya no leas, sé más generoso al prestarlos y recomendá a otros algo que has leído y te gustó como forma solidaria. Un libro acompaña, se atesora, se comparte, se hereda.

¡Feliz y larga vida a los libros!

María Eugenia Pons

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