Carta de lectores: Maternidad

Maternidad

El día de hoy, quiero homenajear a todas las personas que cumplen el rol de madres. Ser mamá es mucho más que dar a luz, no cualquiera se puede considerar una madre y, de hecho, conozco muchísimos padres que cumplen su rol paterno y materno a la vez. A todas esas personas las quiero felicitar ya que no es nada sencillo. Sin embargo hoy quiero hablar de las mujeres. En especial, me gusta mucho escuchar la experiencia que han tenido muchas, desde el momento que se dieron cuenta de que serían madres por primera, segunda, tercera vez… y reconozco que no todas tienen el valor de contar lo difícil que es, ya que el amor por sus hijos y la entrega son superiores a los sufrimientos. 

Desde muy joven decidí no ser madre de manera biológica y pese a que han pasado casi 15 años ya de haber tomado una decisión tan radical, cada día me siento más segura de que tomé no sé si una, sino tal vez la decisión más correcta de mi vida, ya que cada que veo de cerca todo lo que eso implica, solo puedo sentir que mi respeto y admiración por esas madres se hacen cada vez más fuertes, por la enorme responsabilidad y coraje que se necesita tener para criar a sus hijos. De hecho, muchísimas mujeres dejan de lado su vida como mujeres para dedicarse de lleno a sus hijos y eso para mí es extremadamente valioso, la mayor prueba de amor incondicional.

En este día pues, felicito a todas esas mujeres, mi sincero respeto y admiración a todas y cada una pero en especial quiero hablarles de una: Magdalena Céspedes es una mujer que conocí hace poco más de 3 años cuando me mudé a vivir a Funes, ella tiene una granjita y vive en la ciudad hace muchísimos años. Soy extranjera y llevo 9 años viviendo en Argentina, me vine sola de mi país de origen para continuar mis estudios de posgrado y pese a las adversidades, sigo eligiendo este hermoso país en el cual he conocido a personas maravillosas; ella es una de esas. Una mujer completamente entregada a su trabajo, a su granja, a su familia, sus hijos; una mujer honesta, buena, de un corazón limpio y bondadoso, que sufre por el mal ajeno, que siempre busca la forma de ayudar a los demás; una mujer llena de luz, tanta que ilumina inclusive a personas que están llenas de oscuridad, personas con historias tristes y dolorosas; una mujer que no alcanza ni a imaginar o a creer en todo el potencial que tiene y que todos vemos, que si se lo propone puede alcanzar las estrellas. Esa mujer que en el barrio Los Solares conocemos muy bien, unos quizás más que otros, a muchos nos ha “cagado a pedo” como solo lo hace una madre. A pesar de ser amigas y no distar mucho en edad, ella siempre me hizo sentir que tenía un amor maternal cerca, ese que tanto extraño de mi hermosa madre.

No quería dejar de pasar pues la ocasión para darle las gracias a todas esas mujeres que tienen tanto valor y entrega para amar así, incondicionalmente a sus hijos y a ella, en especial, darle las gracias por su amistad, su amor, sus palabras, por su tiempo y compañía, pues tocó mi corazón al punto de querer empezar a ser cada día una mejor persona, más frontal y mucho más honesta y, aunque a veces eso traiga consecuencias, es mejor afrontarlas por ser honestos. Sí, así como ella me enseñó eso y muchísimas cosas más. ¡GRACIAS!

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