Apertura de sesiones: comienzo del año legislativo, del año político, ¿y de la campaña electoral?
El discurso corto, de poco voltaje político, enfocado en realizar anuncios y resaltar logros, del intendente Santacroce muestra lo que quiere el peronismo: seguir apostando a la gestión. ¿Cómo se para la oposición? Reordenamientos internos, perfiles que se levantan y apariciones indeseables.
El discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Concejo Municipal suele abrir el año político. Allí, el intendente suele hacer un repaso de los logros obtenidos por la gestión en el año que pasó y una enumeración de lo que hará en el año que se viene, una especie de rendición de cuentas del poder ejecutivo frente al poder legislativo, un estado del estado o, como le dicen en Estados Unidos, el state of the union. En un período no electoral, donde la vertiginosidad de las elecciones no marcarán el pulso político, el intendente Santacroce sorprendió con un discurso corto, donde prevalecieron los anuncios de obras por sobre las declaraciones políticas o los dardos a la oposición. Un discurso que fue una expresión de deseo de lo que parece querer el oficialismo: tranquilidad política. Un discurso que también permite deducir cómo quiere que se traten los grandes temas: con bajo perfil.
La alocución medida y de bajo voltaje político del intendente generó un evento de suma tranquilidad. Los pocos vecinos que se acercaron, se entremezclaron en las sillas disponibles con algunos militantes y la casi totalidad del gabinete local, que contó con muy pocas ausencias entre los funcionarios de primera, segunda y tercera línea. Así y todo, hubo claros entre las personas provocados por algunas sillas vacías. Quizás la ausencia más importante fue la de la concejala Gabriela Jakubowski, pero lejos de buscarle motivaciones políticas, fuentes municipales explicaron que se debió a razones personales e incluso recibió el saludo a la distancia del intendente y el aplauso más sentido de toda la jornada. Cara del oficialismo en las últimas elecciones, la ex secretaria de salud se ganó su espacio dentro del oficialismo y es de las pocas que cuenta con la confianza de Santacroce.
Adentrándonos en el discurso de Santacroce, como dijimos, no hubo mayores parrafadas políticas. Comenzó agradeciendo a su gabinete y ocupó gran parte de los poco más de veinte minutos que duró el discurso en anunciar obras y logros: de bicisendas a redes de gas natural, de pavimentaciones al “primer paso” para tener un hospital público en Funes. Una marca registrada de Santacroce es su confianza plena en la gestión, su prepotencia a la hora de trabajar que más de una vez opaca o sobrepasa a los propios secretarios, algo que intentó resaltar en cada momento de la campaña electoral que pasó y parece que será su caballito de batalla en la que viene. Algunos de esos anuncios despertaron aplausos, como también lo hicieron la mención al personal de salud y al gobernador Perotti, en dos pasajes del evento. Quizás lo más interesante haya sido el esfuerzo por parte de Santacroce en valorar más de una vez la situación de Funes con respecto a otras ciudades cercanas, incluida Rosario, algo que no cae muy bien en el Palacio de los Leones y ya analizamos en la entrega anterior de esta columna.
La oposición también dio el presente y, si bien reinó el buen clima como una pausa al enfrentamiento permanente, ya no falta tanto para el 2023 y eso hace que los opositores vayan perfilándose con ese objetivo como factor ordenador. El concejal de JxC, Nacho Rímini, ganador de las últimas elecciones, criticó el discurso del intendente por el tono “rígido, poco abierto al diálogo, a escuchar al vecino” y por no haber hecho mención a la transparencia de las cuentas municipales: “el Municipio ha recibido recursos extraordinarios y poco se dice sobre cómo se administran”, replicó luego en sus redes. Por su parte, Olmedo, otro peso pesado de JxC, también se refirió a la apertura pero con un tono casi institucional: “en materia de educación y salud, consideramos que aún hay muchísimo por crecer, por invertir y por gestionar”, sostuvo en sus redes, además de pedir “asignar los recursos necesarios” para mejorar la seguridad de la ciudad. Entre estos dos nombres se avecina una interesante interna por la candidatura de JxC a intendente que va a tener largos capítulos.
Ese es el principal escollo del oficialismo: una oposición que afila los cuchillos y se muestra cada vez más activa, que quiere trabajar con tiempo para lograr una victoria en 2023. En ese sentido, se acercan las elecciones internas en la UCR local y pareciera ser que la unidad está encaminada, repitiendo el acuerdo que provocó la unidad en los comicios anteriores y depositó en la presidencia del partido centenario a Nacho Rímini, quien cedería ese lugar para dedicarse enteramente a su banca como concejal. Olmedo, por su parte, tuvo un rol muy activo en los pocos días que reemplazó a Santacroce al frente de la intendencia y ahora busca levantar su perfil en redes sociales.
Sin embargo, ninguno está exento de los sacudones: dos semanas atrás reapareció Diego León Barreto en un evento organizado por un sector del PRO liderado por el diputado nacional Gabriel Chumpitaz, aliado del sector radical NEO que lideran Maxi Pullaro a nivel provincial y Rímini en Funes. No cayó nada bien en la cúpula de dicho espacio radical esa jugada, ya que lo consideran una figura que no suma absolutamente nada y no quieren tener relación con él. A Olmedo, mano derecha de León Barreto durante sus cuatro años como intendente y en su intento de reelección, tampoco le conviene que reaparezca el ex mandamás municipal con quien, además, hoy no tiene una buena relación.
“Hay muchas cosas por hacer, es el primer año que gobernamos con normalidad”, sostuvo Santacroce sobre el final de su discurso. Esa normalidad es una expresión de deseos del oficialismo, de que lo “dejen gobernar”, confiado en su capacidad de gestión, y no tener que ser un bombero corriendo detrás de un incendio como lo fue la pandemia en sus primeros dos años de gobierno. En la oposición entienden que esa tranquilidad es imposible, y menos ante un gobierno con una gestión, según ellos, tan poco transparente. Para los peronistas, el mejor escenario sería el de ese viejo aforismo utilizado por el periodismo anglosajón: si no hay noticias, es una buena noticia. No news, good news.
Powered by Froala Editor
Powered by Froala Editor
ÚLTIMAS NOTICIAS