Viernes, 29 de Marzo 2024
Lunes, 20 de Abril del 2020

Adolescentes #EnCasa: ¿Cómo sobrevivir a la cuarentena?

La convivencia obligatoria y permanente con los padres y hermanos no estaba en los planes de nadie. Hoy, todo se resumen a una vida signada por la virtualidad.

por Vanesa Fresno

Funes tiene la particularidad de ser, para la mayoría, un lugar anhelado para pasar los días de aislamiento obligatorio. Casas y patios son el mayor deseo de quienes por estos días, aún sin tener que preocuparse por las necesidades básicas como techo y comida, viven su reclusión en departamentos con, como mucho, un balcón. 

Pero si están en la etapa pre adolescente o adolescente de la vida puede que ese escenario, ideal para muchos, no sea lo que deseabas o necesitabas. Cómo viven ellos el día a día de la cuarentena y qué les produce el contexto mundial que les significó una alteración abrupta de sus realidades y rutinas.

De un día para el otro las actividades que tenían cambiaron. No más escuela, facultad, actividades extra curriculares, deportes, salidas con amigos o parejas, boliches, compras. Todo se cortó de un momento a otro. Es normal que se sientan desestabilizados, molestos o desolados. Por suerte el ingenio y la tecnología están a la orden del día y supieron encontrar maneras de sobrellevar el aislamiento. 

Una o dos videollamadas al día, festejos de cumpleaños vía Zoom, aplicaciones para jugar juegos o ver Netflix al mismo tiempo, memes por WhatsApp e Instagram, videos de tik tok y momentos para la actividad física, la cocina y el estudio, regalos y atenciones “por delivery”. Y mucho tiempo para pensar y reflexionar es lo que los jóvenes de Funes han implementado por estos días para transitar en compañía el aislamiento. La dimensión virtual adquiere para ellos un realismo enorme.

“Siento que estoy un poco más sensible que lo habitual, con los sentimientos a flor de piel”, cuenta Agus. Y varios de los jóvenes consultados por InfoFunes coinciden: “Como que todo se volvió una rutina monótona y hacemos lo mismo todo el día, todos los días”. “Cuando me preguntan qué hiciste hoy, no sé qué decir, vengo haciendo lo mismo todos los días, que es prácticamente nada” “Día a día me siento más acostumbrada y más preocupada por el momento de regresar a la "normalidad”.

Muchos comenzaron a ayudar por motus propio u obligados con las tareas del hogar: orden, limpieza, cocina. Todos coinciden en que sienten un poco alterados sus horarios de sueño, se acuestan y levantan más tarde que lo habitual.

Hay momentos para el fastidio y el enojo: “Me siento muy encerrada, con ganas de hacer cosas que antes me disgustaban y que siento que ahora extraño hacer, como ir a la facu”, cuenta Mai. Otros jóvenes que este año cursaban quinto año de la secundaria, un año especial para todos, se sienten un poco decepcionados. 

“A veces me siento abrumada a causa del encierro y de la imposibilidad de llevar mi rutina, como lo sería cursar mi último año de colegio, estar con mis amigos, practicar deportes. Pero lo veo desde una realidad completamente superficial. El aislamiento obligatorio es algo necesario y es un compromiso indispensable que todos los ciudadanos deberíamos tomar. Cuando caigo en cuenta de aquello, se me hace más fácil adaptarme”, reflexiona de madera muy madura Valen.

Netflix, redes sociales y aire libre, los grandes aliados. Todos los jóvenes consultados coinciden. Sus días transcurren entre las series de Netflix (por sobre las películas), donde las más elegidas son Elite, La casa de papel o Peaky Blindes. Luego pasan tiempo al aire libre que lo articulan con: hacer videos de Tik Tok, videollamadas, actividad física o simplemente hablar por WhatsApp, Facetime, Snapchat o ver Instagram.

Cumplir años en cuarentena fue otro desafío. “Mi cumple fue el 8 de abril y como estábamos todos cumpliendo el aislamiento mis amigas se conectaron por Zoom a un horario que acordamos y festejamos juntas mi cumple. Soplé las velitas y me cantaron el feliz cumpleaños”, cuenta Mumi. 

Con respecto a cómo se sienten continuando sus estudios de forma online, todos señalan lo mismo y es la dificultad que les significa, ya que si bien todos son “nativos digitales”, no están familiarizados con la dinámica ni con las herramientas que se deben utilizar.

“Sigo con mis estudios por el campus de la institución, donde nos suben material. Se me dificulta más porque es más difícil comentar con mis compañeros”. “Me falta el ida y vuelta que se podía tener con el profesor en persona a la hora de explicar un tema”. “Se dificulta bastante porque no están mandando demasiadas cosas”. “Se complica mucho leer desde la computadora y no poder imprimir los textos porque las fotocopiadoras están cerradas”.

“Me cuesta más estar al día desde mi casa, ya que muy pocos profesores implementaron la dinámica de dar sus clases virtualmente y de enviar el material desde classroom, red en la que se puede consultar al profesor más fácilmente que por correo. Por eso mismo en gran parte es arreglarnos con lo que tenemos, lo que puede generar algunos inconvenientes”, cuenta una estudiante.

El 90% de los jóvenes no está ajeno a lo que sucede a nivel mundial y siente interés por las actualizaciones a nivel nacional de la pandemia. La mayoría reconoce informarse a través de las redes sociales como fuente principal y luego medios tradicionales como la televisión.

Otra manera curiosa que han encontrado los jóvenes funenses de contactarse es a través de los “deliverys”. El emprendimiento “Antojo Delivery”, golosinerías y perfumerías de la ciudad que están llevando productos a domicilio, aseguraron que se incrementaron los pedidos para llevar de manera sorpresiva a parejas, amigos o familiares, un obsequio. 

“Cuando pasamos por las casas de los que encargan a cobrar, nos dan para que les sumemos a los postres cartas y fotos muchas veces. Después nos llegan fotos de las parejas o los grupos de amigos comiendo el mismo postre y viendo la misma serie o celebrando un cumple o un aniversario”, cuenta Agustina, la creadora de Antojos Delivery.

En cuanto a los vínculos familiares, los adolescentes reflexionan que, si bien los momentos de discusión, enojo o tensión existen sienten que los vínculos se han reforzado y tienen más momentos de diálogo, de compartir actividades y de expresar las emociones.


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