Viernes, 11 de Octubre 2024
Viernes, 06 de Septiembre del 2024

A pico y pala: la historia del funense que construyó una pista de aviones en la Antártida

El Comodoro Francisco Mensi nació en San Jorge, pero el destino lo trajo a Funes. Trabajó en la Base Marambio, estuvo en Malvinas y fue jefe del Liceo.

La memoria de Francisco Florencio Mensi es admirable, a sus casi 80 años recuerda detalles hasta mínimos de los grandes eventos de su historia que, no casualmente, forman parte de la historia del país. De muy chico, lector apasionado, en su San Jorge natal soñaba con formar parte de las fuerzas federales y fue así que al terminar la secundaria inició su sueño.

Con el tiempo fue el responsable del equipo que, a pico y pala, creó la primera pista de aterrizaje en la Antártida, en 1969. Fue uno de los tantos argentinos que participó en la guerra de Malvinas, incluso sabiendo que no se iba a ganar, dio charlas, clases y fue director del Liceo Aeronáutico Militar (LAM) de Funes en varias oportunidades.

En diálogo con InfoFunes, Mensi, Comodoro ya retirado, aseguró que disfrutó mucho de lo vivido hasta la actualidad, “no volvería” a realizar tanto trabajo riesgoso y arduo, pero está feliz por “haber estado en el momento correcto”. “Ya hice todo lo que debía hacer, ahora disfruto de la tranquilidad en mi casa, con mi esposa, mis hijos y mis nietos”, aseguró.


Mensi en 1982, antes de ir a Malvinas, junto a sus dos primeros hijos.



A vivir la vida

“Nací en San Jorge, así que antes de terminar la secundaria pensaba para dónde podía salir corriendo (risas). Yo quería acción, y eso en San Jorge no había, por lo menos en mi tiempo. Y como de muy chico siempre leí mucho de todo, pero en especial lo relacionado con las fuerzas armadas, me apasionaron los libros sobre la segunda Guerra Mundial, me tomé el colectivo y me fui a Córdoba a la Fuerza Aérea. Y así comenzaron mis 30 y pico de años de vida militar”, resumió Mensi desde la galería de su casa, mientras admiraba, orgulloso, “lo linda que quedó la pileta” que él mismo limpió, pintó y llenó.


Mensi en pleno trabajo por la pista de arerrizaje.



Mensi, a sus 25 años, fue el jefe del equipo de apenas siete personas que se instaló en carpas en plena Antártida, con entre 30 y 40 grados bajo cero, para construir por varios meses la que fue la primera pista de aterrizaje en el lugar, de unos 400 metros de largo. Entre sus tantos relatos Mensi destacó que sólo tenían “pico y pala” para su labor. “Esa base permitió que aterricen aviones con ruedas, con un trabajo muy artesanal, muy duro. Imaginate que vivíamos en carpa con 30 a 40 grados bajo cero. Pero bueno, era todo para una misión muy importante. Eso, netamente, permitió que Marambio, toda la gente en la Antártida, dejara de estar aislada del mundo”, describió. 

Y continuó: “Así pudieron comenzar a llegar aviones Hércules 630, esos que luego participaron en la guerra de las Islas Malvinas. También posibilitó que científicos del mundo que necesitaban ir al lugar más recóndito para hacer observaciones de temas bien diversos, o trasladar enfermos desde Antártida a un lugar donde los puedan tratar, todo eso fue posible por esa primera pista”.

El equipo terminó siendo de 50 personas y Mensi aseguró: “Estoy muy orgulloso de lo que hice y estaba haciendo en esa época. Yo era teniente y era todo un jefazo”. Y se emocionó cuando recordó que por entonces llevaba casi un año de novio con quien es su esposa, matrimonio que se consolidó a la vuelta de la misión antártica.



Mensi junto a su esposa.



“Es mi compañera de toda la vida, dimos vuelta por todo el país, incluso vivimos en España (debido a las obligaciones de Mensi) ahora somos dos viejos felices con cinco hijos y cuatro nietos”, resaltó.


De familia numerosa y vida inquieta

En su familia el único que había formado parte de las fuerzas fue su padre en el Servicio Militar durante 1920. Mensi es el menor de cinco hermanos, nació en Santa Fe y a los cinco años la familia se mudó a San Jorge. Sobre sus hermanos el comodoro retirado resumió entre risas: “Cada uno eligió su profesión, ellos se hicieron ricos y yo famoso”.

Entre sus logros, tuvo el título de licenciado en Sistemas Aeroespaciales. Fue director del LAM en 1984 y en 1993, año en el que ya se instaló con su familia en Funes. “Funes nos gustó mucho, se disfruta la paz, la tranquilidad de la ciudad y de la gente”, señaló.


Los recuerdos como director del LAM.



En el medio trabajó junto al por entonces intendente de Rosario Hermes Binner en Defensa Civil, y luego retomó su función de profesor de Tránsito Aéreo, Meteorología y Aeronavegación en el LAM. “Esta es en realidad mi especialidad, fui navegador, me capacité en navegación táctica y estratégica en aviones comerciales, militares o de logística, o lanzamiento de tropas, abastecimiento aéreo. Como esos Hércules con los que abastecíamos en las islas Malvinas, de los cuales largábamos mangueras enormes por donde pasaba el combustible para los tanques que lo necesitaban”, recordó. “De hecho, el Hércules era como un camión con alas”, comparó.

Incluso, al tocar el tema, Mensi reconoció: “Fuimos a defender lo nuestro. Le teníamos que dar batalla, y no hablo de tintes políticos ni nada, las Malvinas son argentinas y punto. Nosotros, como militares, debíamos responder al gobierno de turno. Si ves que un gigante atrapa a tu novia y vos sos un enano, ¿vas a dejar que se la lleve así nomás? Nosotros, los enanos, le teníamos que dar batalla igual”.


Retirado y con nueva función

Francisco Mensi ya disfruta de sus días de júbilo en su casa en Funes y su día a día es, junto a su esposa, recibir o trasladar a sus nietos al colegio, o como dijo: “Ahora mi nuevo trabajo es hacer de Uber de mis nietos, hacer las compras, cotar el pasto y limpiar la pileta”.

“Hoy disfruto de la tranquilidad en mi lugar, sé que estuve justo en el lugar donde debía estar y disfruté de esos años también. Muchos entran y entraron a las fuerzas armadas para bailar el vals con su novia, vestidos de traje. Yo sé muy bien que no fui uno de ellos. Lo de Marambio fue un trabajo muy interesante, que ni loco lo vuelvo a hacer (risas), pero estoy feliz de haberlo hecho”.


Las carpas en Antártida, durante la realización de la primera pista.

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