Recopiló trabajos de la facu en un libro y agotó la primera edición el primer día
<p>Son casi 120 entrevistas que hicieron sus alumnos. “Un libro de voces hechas letras”, describe su autora, la funense Andrea Calamari.</p>
La semana pasada se presentó en Rosario el libro ¿Qué pasa que no está la radio encendida? ¿Qué pasa?, compilado por la funense Andrea Calamari, en el que se recopilan unas 120 entrevistas que durante casi 20 años hicieron sus alumnos de la cátedra Producción Radiofónica de la carrera de Comunicación Social de la UNR.
El libro es la culminación de un proceso “larguísimo, y lindo, muy lindo” que no nació con la idea de ser libro, pero que durante años fue tomando más de una forma hasta convertirse en lo que el pasado miércoles fue: un éxito que agotó la primera edición en su presentación.
Es un libro de voces hechas letras, que lejos está de pretenderse académico, pero que tiene –por sobra- un riguroso y exhaustivo laburo de revisión, análisis y divulgación científica muy bien disimulado. Es atractivo, con ilustraciones hechas por Valeria Miyar, quien ayudó a lograr el cometido: “Yo no quería hacer un libro que quedara en la academia ni que fuera aburrido”, afirma Andrea. Al parecer, lo logró.
“El desafío que tuvo el libro era cómo pasar a la palabra impresa un discurso oral. Entonces el libro tiene momentos en los que un abuelo cuenta con toda la expresividad del discurso oral, y los testimonios están plasmados con mucha expresividad: cambios en los recursos tipográficos, letras grandes. Cuando un viejo canta un jingle el libro canta un jingle. Sabíamos (Andrea y Clara López Verrilli, compiladoras), sin saber de diseño, que forma y contenido iban juntos. No podía ser solo una transcripción de entrevistas, por lo que todo el proceso de diseño estuvimos página por página con los diseñadores. No había manera de hacer una caja y replicarla, cada página tiene un diseño propio, que cuenta lo que cuentan”, explica.
La presentación, que repetirán en Funes probablemente en el mes de octubre, siguió la misma consigna de continuar rompiendo esquemas. Recrearon un programa antiguo, en donde el guion y los agradecimientos de autoridades por ejemplo, fueron transformados en un programa de radio.
¿Cómo nace? ¿Qué pasa?
Andrea cuenta que sostuvo durante muchos años la modalidad del trabajo práctico inicial de la cátedra. La idea era que cada alumno charle con sus abuelos sobre su propia experiencia con la radio, donde ellos cuenten en primera persona cómo era vivir en la época de esplendor de la radiodifusión, su tecnología, qué significaba ese aparato en cada casa. “Fueron charlas o entrevistas que se convirtieron en encuentros generacionales y ese material lo fui guardando, eran casetes y después CDs, me encantaban y siempre sentí que tenía que hacer algo más con eso para que la gente las conociera, era un material muy rico: por lo que decían y porque al ser año a año había gran cantidad, casi un repaso por la historia del siglo XX en esas charlas”.
Luego nació el proyecto de investigación, ponencias, un trabajo académico que fue mutando. Esos relatos también formaron parte de una muestra de radiofonía en el 2015. Cada uno de los testimonios iban brotando y las voces apareciendo.
El título y cada uno de sus capítulos lleva como nombre alguna de sus citas textuales, por ejemplo. Ese compendio de voces relata toda una época, en donde la radio era el punto de encuentro familiar, o el objeto más destacado de la casa, o el anecdotario de la familia.
Calamari destaca que lo más interesante del libro es ese cruce generacional y la importancia de contar relatos en primera persona: “Lo que más apareció en las entrevistas fue el asombro de los alumnos. Estamos hablando de los años 30, en donde la tecnología, los aparatos, eran otra cosa, todo muy manual. La radio lo que hace es llevar el entretenimiento a la casa, y gratis. Y eso fue muy mágico, y en los alumnos se notó: no podían creer que los abuelos les digan: eso –la radio- es maravilloso”.
“Hay algo del libro, esas voces en primera persona que es una especie de historia colectiva de gente común, más allá de la historia del medio, hay historias desde el punto de vista de la visión, no de la reflexión”, cuenta y destaca también: “Pudimos de alguna manera hacer un estudio de recepción, que metodológicamente son muy difíciles, porque no lo pensamos a priori. Esas entrevistas de las que partimos, además tienen la particularidad de que no era un entrevistador de afuera a ver qué pasaba con la radio. Era su propio nieto o nieta el que le preguntaba, y entonces aparecían cosas muy cotidianas, es lo más lindo”.
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