“Funes no da cabida a los jóvenes”

“Funes no da cabida a los jóvenes, no piensa en los y las jóvenes, no cuenta con su mirada crítica. Los espacios comunes tienen acceso restricto (el Polideportivo Illia, el Estadio Municipal) y los parques y plazas, son espacios malogrados, sin mantenimiento y muchas veces, estigmatizados y "controlados" por una visión más bien policiaca”. Es una de las conclusiones de la encuesta realizada por la Escuela de Participación Juvenil en Funes que presenta los resultados de un estudio realizado durante los meses de mayo, junio y julio. Las encuestas se realizaron  en plazas y parques, clubes, escuelas y en las calles y negocios de la ciudad.

El tipo de muestra fue aleatoria, su nivel de heterogeneidad fue del 50%, su nivel de confianza fue de 85%, y el margen de error: 5%. Se entrevistaron 315 jóvenes de 13 a 19 años que significan un poco más del 10 % de la población censada en la ciudad dentro del rango de edad.

La Escuela de Participación Juvenil es un espacio abierto, que está concebido dentro de la perspectiva de la Educación Popular y por lo tanto está pensada como un proceso de aprendizaje y construcción colectiva. La idea es invitar a los jóvenes de nuestra ciudad para que participen en las problemáticas que ellos mismos propongan y podamos llevar a cabo un proyecto colectivo para transformar nuestras realidades.

La idea de la encuesta surgió, según los integrantes del proyecto, “no sólo como parte de un diagnóstico sino como excusa para acercarnos a los jóvenes y así comenzar juntos a transitar un recorrido. Es un instrumento que lo pensamos no sólo para que aporte datos sobre las realidades complejas de nuestras juventudes en Funes, sino que sea un motivo- un disparador para construir encuentros y acercamientos a los chicos y de ese modo aprender juntos a construir una voz, una agenda que los incluya, que incluya sus inquietudes y sus problemáticas- algunas muy graves”.

Los resultados de la encuesta se pueden agrupar alrededor de tres ejes temáticos fundamentales: la violencia, la necesidad de lugares nocturnos de diversión y la participación de los jóvenes en diferentes ámbitos.

Los integrantes destacaron lo observado en torno a los niveles de violencia, dónde “es muy marcado como las situaciones se dan entre pares, pero también como aparecen las fuerzas de seguridad (fuerzas de seguridad, policía, COE y gendarmería) protagonizando esa misma violencia”.

Del mismo modo, el estudio revela necesidades de abordar integralmente, también, el destino definitivo de los predios de los clubes sociales y deportivos. Contundentemente, esto se presenta como demanda clave del relevamiento.

“Así aparece muy muy fuerte la nocturnidad como un escenario de difícil acceso tanto para aquellos que deben viajar decenas de kilómetros para divertirse en un boliche como para las bandas que sufren problemas para tocar, un debate aún pendiente sobre las zonas de radicación de boliches bailables. Tampoco observamos jóvenes mencionando campañas contra la discriminación o políticas de integración más territorial y urbana. Hay jóvenes de barrios alejados que no cuentan con ningún tipo de espacio, taller o dispositivo de escucha y atención. Eso para los tiempos que corren es gravísimo”.