El coleccionista de antigüedades más pequeño

Ramiro Morales tiene 9 años, la misma edad que tenía su papá cuando comenzó a coleccionar antigüedades. Cuando tenía 4 años empezó a interesarse por el hobbie de Javier, que tiene una tienda de antigüedades en donde el mundo se detiene, y en cada rincón se viaja a una época distinta. Rami sabe dónde están ubicados cada uno de esos objetos del rincón de calle Güiraldes y Espora.

El pequeño coleccionista creció rodeado de antigüedades que su papá traía de viajes por todo el país, y él se interesó desde chiquito mucho más por esos objetos que por cualquier juguete. “A mí me gustan más estas cosas que los juguetes, lo que se pueda usar” dice Ramiro y piensa en autos por ejemplo: no en autitos, sino en autos hechos y derechos. Hace poco su papá le consiguió un MG del año 1934 descapotable, un lujo que Ramiro nos muestra orgulloso: “Es mío, mi papá lo está restaurando para mí”, dice mientras posa sonriente con su mejor colección.

Colgados de una viga también hay autos a pedal que fueron de Rami y que hoy están en exposición en la tienda, en medio de baúles, máquinas de coser, de escribir, sillones antiguos que Javier Morales restaura y que su hijo le ayuda a vender. Es el menor de los Morales el que se encarga de subir las fotos a la web, publicarlas en sitios de compra-venta, y pactar los detalles de entrega con cada interesado. Todo un profesional en el mundo de las antigüedades. Si hay algo que Rami sabe conciliar muy bien es lo antiguo y lo moderno, así como se fanatiza por los objetos antiguos, conoce mucho sobre nuevas tecnologías, descifra cómo se utiliza cada aplicación y se lleva muy bien con el manejo de redes. Le gusta editar fotos y armar videos con las nuevas viejas cosas que trae su papá a la tienda, hace una selección de los objetos que Javier recolecta y los publica en internet. Antiguedades Funes Deco es conocido por los coleccionistas, saben que Javier y Ramiro consiguen cosas que no son fáciles, papá restaura y el hijo se encarga de que sean visibles más allá del local, que abre sus puertas los fines de semana. Otro de sus gustos son las armas antiguas, Ramiro tiene desde una escopeta del 1910, y otras cuantas armas de juguete antiguas. Hijo de un instructor de tiro, el chiquito hereda algunas cuantas pasiones. El pequeño coleccionista ya es conocido por los entendidos del país, en las recorridas que hace Javier por los pueblos de Argentina ya muchos de sus colegas le tienen reservado algo que a Ramiro le puede gustar. Así fue juntando un montón de soldaditos de plomo, gracias a los envíos de los colegas que se acuerdan de él.

Ramiro muestra orgulloso su colección de soldaditos, protegidos en un fuerte de madera que hoy es una de sus piezas de colección. Cuando crezca quiere coleccionar autos antiguos, ya tiene pensado donde guardarlos, como hace su papá, que detiene el tiempo en una esquina a 400 metros de la garita 15, donde Rami crece sonriente, rodeado de sus “juguetes” favoritos.