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Martes, 31 de Mayo del 2016

Bedouret: "No veo en el ataque una venganza de un cliente mío"

<p>El abogado, que fue baleado y se recupera, remarcó que el "intento fue más casual que otra cosa y no viene del ejercicio profesional".</p>

El abogado penalista Jorge Bedouret señaló anoche que la persona que lo atacó el sábado a mediodía en la ruta 18 le disparó nueve balazos a su camioneta, tres de los cuales le impactaron en distintas zonas corporales, provocándole una hemorragia que no implicó compromiso para su vida. "No encuentro en esto un vínculo de venganza de algún cliente mío", dijo.

"Fui a buscar un cliente en la zona sur y sufrí un asalto. Fue una convocatoria a un lugar de reunión que no resultó veraz. Estamos habituados a encontrarnos con personas en lugares que no son habituales para la civilidad rosarina. Los abogados que estamos en el derecho penal solemos hacer este tipo de visita", le dijo anoche a Canal 5.

Bedouret fue atacado cuando manejaba una Ford Ranger último modelo. A las 13.30 del sábado entró a la estación Shell de Ovidio Lagos y Batlle y Ordóñez y tocó bocina para que lo auxiliaran. Tenía un disparo en el gluteo, en el dedo meñique y en la pierna del lado izquierdo. "No puedo hablar de este tema porque no tengo una idea concreta. Este intento fue más casual que otra cosa y no viene del ejercicio profesional", expresó.

Citado por la prensa en varias ocasiones por estar ligado a casos de trascendencia pública, las últimas referencias a la labor de Bedouret se refierena su defensa a imputados por pertenecer a la Banda de Los Monos.

"En mi larga vida profesional jamás nos hemos quedado con plata de nadie, jamás hemos traicionado a nadie, jamás hemos dado una palabra y no la hemos cumplido. Yo no encuentro un vínculo de venganza de algún cliente mio. No puedo hablar de la venganza de algún rival, alguien que perdió un juicio contra nosotros, lo que tal vez despierte la violencia contra nosotros".

Consultado sobre cómo fue capaz de manejar tras el ataque sufrido, señaló que se dio cuenta enseguida que no tenía heridas en el tórax y en la cabeza. "Eso me dejó respirar con alguna regularidad, pero se me empezó a secar la garganta y me comencé a deshidratar. Se llenó mi auto de sangre. Sabía que a diez kilómetros estaba mi destino. Pensé a 60 kilómetros por hora llego en diez minutos. Estaba seguro de que iba a llegar. Pensé en mi familia, en las personas que quiero, en la gente que trabaja conmigo, eso me dio un impulso espiritual".