Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Martes, 29 de Marzo del 2016

La zarigüeya Morita y sus hermanos: una historia de suerte

<p>Seis bebés zarigüeyas fueron rescatados y alimentados con gotero. Hoy Morita, la mascota que se quedó una familia, es casi una adolescente de 20 cm.  </p>

La historia de Morita y sus hermanos es una historia de suerte. Los seis se encontraron con Paula Severi, que los rescató y les dio abrigo hasta que cada uno encontró un hogar, hoy estas zarigüeyas bebés son un integrante más de varias familias funenses.

A fines de octubre del 2015, Paula y su familia encontraron en su propio patio a una zarigüeya que había sido atacada por uno de sus perros. El animalito no sobrevivió, pero sus crías (que se encontraban dentro de la bolsa en la que se gestaban) fueron rescatadas y lograron sobrevivir gracias al cariño y la dedicación de Paula.

Con lana y tela de polar les armó una nueva “bolsita” donde siguieron creciendo con el calor que necesitaban. Los seis bebés zarigüeyas eran alimentados con gotero porque eran muy chiquitos, medían cinco centímetros cuando fueron rescatados. Hoy Morita, la mascota que se quedó la familia, es casi una adolescente de 20 centímetros de largo.  

Paula contó a InfoFunes que tuvo que investigar sobre los cuidados, alimentación y estilo de vida de estos animales mal llamados comadrejas. Las zarigueyas son una especie de Didelphis marsupiales, típicas de la región sudamericana, que se adaptan a una gran variedad de ambientes, incluso a los hogares cuando crecen en cautiverio.

En un primer momento averiguaron lo necesario para devolverlas a su hábitat natural, pero al quedarse sin su mamá zarigüeya, era más riesgoso para los seis cachorros sobrevivir por sus propios medios. Es por esto que iniciaron una campaña de adopción, que inmediatamente tuvo éxito. Estos primos lejanos de los canguros resultaron excelentes mascotas, conviven armoniosamente con niños y perros, alimentándose con frutas, verduras y carne cocida.

El veterinario que atiende a Morita es Ricardo Ravaglia, él le indicó a la familia que estos animales no necesitan mayores cuidados que los de mantener su temperatura corporal, no contraen rabia, por lo que no existen contraindicaciones para que convivan con humanos. Lo único a tener en cuenta fue el comportamiento grupal, suelen ser agresivas entre las “zaris”, por lo que se recomendó no tener más de una.

Morita, la zarigüeya con suerte, convive con los hijos de la familia y sus perros. Hace visitas diarias al patio de la casa, donde se entretiene colgada de los árboles con su cola prensil y sus patas diseñadas especialmente para lucirse con sus habilidades de trapecista.

Sólo cuando algo la asusta queda “petrificada”, con este mecanismo de defensa las zarigüeyas lucen sus grandes dotes actorales simulando la muerte, pero esto sólo pasa cuando su amigo perro ladra fuerte.