Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Jueves, 25 de Febrero del 2016

Familias musicales

<p>Los Mateos y los Lamas son un claro ejemplo local de que lo bueno se hereda. La música es una excelente opción para transmitir intereses.</p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

La familia Mateos tiene dos lindas particularidades: además de coincidir en sus iniciales “LM”, está compuesta por cuatro músicos, tres de los cuales forman parte de la Orquesta de Funes, que en septiembre cumplió su primer aniversario como orquesta local, y que cuenta con la participación de hasta 30 músicos funenses de distintas edades.

Dos generaciones de una misma familia participan de esta orquesta surgida de la escuela de música local Funes Art, Leonardo y Laura son padres de Lautaro de 12 años y de Lisandro de 19. Si bien el mayor de los hermanos no participa de esta orquesta, comparte con su hermano y padres la pasión por la música y por los instrumentos cordófonos, que como todo parentesco, se asimilan y suenan parejos pero se destacan individualmente: Leonardo toca la viola, Lisandro el violín y Lautaro la guitarra. Mamá Laura acompaña con el piano.

En la casa de los Mateos siempre se escuchó música. Laura daba clases de piano en su propia casa, teclas blancas y negras sonaban en vivo unas cuantas horas al día. Leonardo, Ingeniero de profesión, empezó a tocar el piano como hobbie hasta que decidió probar con la viola, y se metió de lleno en los ensayos con la Orquesta de Cámara “Instrumentalia” de Rosario. Lisandro y Lautaro crecieron entonces al ritmo de los ensayos de música clásica y barroca pero también con tremendas bandas que formaban parte del repertorio cotidiano de los LM. Sui Generis y los Beatles son dos bandas que, incluidas en el repertorio familiar, acompañan el sonido Mateos en las presentaciones en vivo que realizan junto a la Orquesta.

Sin querer queriendo, los adultos contagiaron el interés por la música a sus hijos, que desde chicos se decidieron al aprendizaje de partituras y ritmos. Inquietos musicales, los hombres Mateos buscan asiduamente partituras en las que sus respectivos instrumentos se complementen, y más allá de sus rutinas, ensayan en familia como para despuntar el vicio en la comodidad del hogar.

Los Lamas son también una familia de músicos. Carlos Lamas y Andrea Gallardo son un matrimonio que vive hace 20 años en la ciudad, los dos son músicos por vocación, al igual que sus hijos Matías y Leandro, de 20 y 21 años. El living de su casa está regado de instrumentos: guitarras, teclados, un ukelele. Cerca de la comodidad del sillón están todos al alcance de quien los visite. Suelen tocar y cantar los cuatro juntos, o incorporarse al canto del otro mientras se hacen otras cosas; linda manera de hacerse compañía.

“Ser músico es una palabra elevada, me queda grade. Músico es el tipo que se dedica, que compone” cuenta con modestia el médico cardiólogo y señala a Andrea como la profesional de la familia. Carlos es el cantante de la agrupación Canto Argentino, banda de folklore local. Allí también participa Andrea con su guitarra y acompañando en los coros, además de encargarse de los arreglos musicales. Leandro, el hijo mayor de la familia, es el cantante y guitarrista de Comovós, banda de reggae y ska funense. Matías no toca en público, pero dentro de su casa canta, toca la guitarra, el teclado y la batería.

La familia Lamas lleva adelante este “estilo de vida” compartido. La música “no es un pasatiempo ni algo menor, sino que ocupa un lugar fundamental en nuestra vida” cuenta Andrea y agrega: “Vivimos con música, tenemos una banda de sonido en la vida” mientras se escucha a Caetano de fondo. La música brasileña es el género que mejor le queda, un género amplio, complejo y rico.

Con la misma amplitud y complejidad, los Lamas se refieren al aprendizaje musical que recorrió la familia en más de un sentido. La música es un hilo que mantiene la conexión entre los Lamas en las distintas etapas que atraviesa cualquier familia, y que los acerca en sus diferencias generacionales. Al referirse a esa conexión Carlos dice que “La música puede ser, entre otros tantos, un canal abierto que conecte distancias. Es un hilo”.

“Si alguien quiere y le interesa la música, y quiere que sus hijos hagan música, tienen que tener un instrumento a mano” sugiere el matrimonio mientras señalan una guitarra desenfundada apoyada en un pie, cerca de donde termina la mesa. "No hay mejor motivación para un chico ver a sus padres tocando y cantando, inevitablemente el niño va a querer hacer lo mismo". Y así fue, desde chicos los hermanos se hicieron amigos de los instrumentos. Solos, con amigos o en familia, cualquier reunión era  una oportunidad para hacer sonido. Luego, naturalmente viene la formación musical.

Acostumbrado a recetas y prescripciones, el cardiólogo recomienda acercarse a la música para conectarse con uno y con otros, como buena forma de esquivarle a posibles molestias al corazón en un mondo agitado que lo vive exponiendo, Carlos dice: “Tenemos pocos refugios espirituales, en ese sentido la música te sana, yo recomiendo a todas la personas que hagan música y que se conecten con ella” explica y grafica con una pregunta: “¿Quién no se ha emocionado con una canción?, Eso significa que la música te toca alguna fibra”.