Martes, 07 de Mayo 2024
Viernes, 16 de Mayo del 2014

Se hace camino al andar

Mario Angelomé es un actor y cantante funense que desde hace diez años da pelea en el teatro independiente de Buenos Aires.

Sus amigos, su familia, sus cercanos, lo conocen. Es de acá, de la ciudad. Nació y se crió en Funes. Para quiénes no sepan a quién vamos a presentar, un par de datos preliminares: es actor, cantante y no sólo brilla en lo que hace, sino que también enseña y transmite su experiencia. Trabajó en Rosario y hace 10 años que se pasea por todos los escenarios independientes de la Capital Federal. En días estrena una nueva obra. Pasen y lean.


Se llama Mario Angelomé. Es actor y cantante y -literalmente- la viene luchando desde hace 10 años en Capital Federal. No se arrepiente de haberse ido de la ciudad y al mismo tiempo tiene entre sus materias pendientes presentarse en un escenario local. Como todo actor independiente, Mario lucha todos los días para seguir trabajando y para encontrar oportunidades. Su historia quizás no sea tan conocida pero vale la pena leerla.


"El gusto por lo que hago empezó de casualidad en el año 2000. Siempre me gustó cantar, lo hacía en la misa en la Capilla María Auxiliadora y también en el colegio. Se fue dando, cantaba entre amigos, y después pasé a cantobares. En el año 2000 pasé a Rosario y en 2004 me fui a Buenos Aires", empieza a contar Mario.


En Rosario trabajaba en una oficina. Seguro se aburría. "Mi primera obra fue en el Colegio Inglés, donde pude entrar porque faltaban varones para actuar. Después estuve en un coro en Fisherton, y en 2003 participé de una audición para una versión de la obra Drácula y quedé. Con esa obra pude trabajar en el Teatro Broadway. En esa época no estudiaba, era todo intuición", cuenta Mario.


El salto llegó también de casualidad, una especie de decantación propia en una vida predestinada. La decisión fue difícil, claro. Dice Mario: "Tuve que irme porque lo que se llama teatro comercial está más acá. Hice un curso con actores de Capital y me vine a participar junto a ellos de una escuela que estaban fundando. Cuando me di cuenta ya estaba instalado en la ciudad".


"Buenos Aires es duro. Hay mucha gente igual que yo y la competencia es grande. Por ahora siempre he tenido trabajo y pude manejarme con obras independientes, de unas ocho presentaciones por temporada. Es una profesión dura, que por ahora sirve para sobrevivir y pagar las cuentas", reconoce Mario, aunque no pierde las ganas en ningún momento.


En Buenos Aires, Mario se instaló en la zona de Haedo, donde dio clases de teatro en una escuela durante 4 años. "Después me presenté en una audición teatral, quedé, y me encantó", recuerda y sigue: "Pero siempre en obras independientes, hasta ahora no hemos llegado a las marquesinas más conocidas" (risas).


"Pero es un trabajo gratificante". Es algo que Mario dice cada vez que puede, como una marca, que necesita que los demás escuchen en todo momento. "Cuando te subís al escenario el esfuerzo vale la pena, por más fuerte que sea. Se disfruta mucho, más allá de que la retribución económica no sea demasiado importante. Me enfoco en aprender el oficio a medida que lo hago y no en ganar plata", rescata.


El presente lo encuentra a Mario "a pleno y muy entusiasmado". Y no es para menos. "Estamos preparando una versión de <<La Máscara de Hierro>>, con música de Ignacio Medina y dirigida por Nicolás Pérez Costa. Estamos con muchos ensayos, preparándonos. Estrenamos el 3 de junio en el teatro El Cubo, en la zona del Abasto. Es con banda en vivo, cosa que le agrega mucho y es un gran desafío. Mi personaje es ficticio, una especie de asesor personal del Rey. Todos los martes a las 21 horas". La invitación, señores, está hecha.


Hasta ahora, una materia pendiente para Mario es presentarse en la ciudad. "Nunca pude presentarme en Funes, ojalá llegue pronto la oportunidad. En este caso es cierto que las oportunidades están acá, en Buenos Aires. Pero seguro llegará el día de presentarme en la que es mi casa. Por suerte tengo contacto con la ciudad y voy seguido. Allá viven mis padres y cada vez que puedo estoy allá", apunta.


"Se quiere y se puede", reza un dicho popular. El camino, claro, siempre es complicado y con distintas bifurcaciones. Pero vale la pena transitarlo. Mario lo está haciendo y, evidentemente, recomienda hacerlo.