Lunes, 29 de Abril 2024
Lunes, 22 de Julio del 2013

Un orgullo funense

Carolina Lozano no para de crecer. En Ucrania se convirtió en una de las quince atletas menores más rápidas del mundo en su categoría. Ahora, apunta a un gran sueño: clasificar a los Juegos Olímpicos.

El mismo día que sus compañeros de curso regresaban del viaje de estudios a Bariloche, Carolina Lozano aterrizaba en el aeropuerto de Ezeiza, tras su participación en el Mundial de Menores de Atletismo que se celebró en Donetsk, Ucrania. A ella no le pesó la decisión, está convencida de que quiere dedicarse de lleno a su pasión: el deporte de alto rendimiento. Por eso, dio todo de sí para convertirse en una de las quince atletas menores más rápidas del mundo en la categoría 2 mil metros con obstáculos. En diálogo con Info Funes, no perdió su timidez pero gritó bien en grande su deseo más ferviente: clasificar a los Juegos Olímpicos.

El certamen internacional para Menores de 18 años se disputó del 10 al 14 de julio y Argentina estuvo representada por catorce deportistas. El tercer día de competencias, Carolina superó una de las dos semifinales y logró el objetivo que se había propuesto antes de volar: avanzar a la final. Llegó cansada a la instancia decisiva, pero se quedó con un meritorio puesto 15. "Mi objetivo era entrar a la final y lo logré. En la final no se dio como esperaba, pero estuvo bien. Esperaba un poco más, no fue mi marca la que hice. No me había recuperado bien de la prueba anterior, cansa mucho…", argumentó la joven de 17 años, que ahora se permite disfrutar de unos pocos días de descanso en la casa familiar de calle Catamarca.

Arribó a Ucrania siete días del inicio del mundial. La delegación albiceleste fue la primera en llegar ya que el proceso de adaptación no resultó sencillo. Temperaturas mayores a los 30 grados y un amanecer a las 4 de la madrugada, no permitían descansar con tranquilidad. Los atletas de nuestro país se alojaron en una universidad ucraniana, mientras otros países permanecieron en hoteles.

En ninguna de las dos pruebas, Carolina pudo quebrar su mejor marca en los 2 mil metros, los 6 minutos, 54 segundos que consiguió en mayo en la Copa de Menores de Buenos Aires. La semana pasada superó los 7 minutos, aunque admitió que en los mundiales "no se ve marcas", sino que resultan pruebas "más tácticas".

Como ya está acostumbrada a viajar, asegura que no extraña. Pero en toda su estadía en Ucrania no perdió el contacto con amigos (vía chat y Facebook) y familiares (a través de Skype). La primera noche tras su regreso la aguardaba una cena familiar. Siendo la menor de siete hermanos seguramente la esperaba un grato momento.

Los días de Carolina son bien largos. Arrancan a las 6.45 de la mañana, con la partida al colegio Nazaret donde cursa el quinto año. Vuelve a su casa a las 13.30, almuerza rápidamente y se le queda algo de tiempo se mete con alguna tarea escolar. A las 16.30 tiene que ingresar al Estadio Municipal de Atletismo de Rosario, en 27 de Febrero y Ovidio Lagos, donde entrena cuatro horas por día. Regresa a su casa finalmente a las 21. Cena y "muy cansada" se duerme a las 22.30.

La rutina de entrenamientos se repite de lunes a sábados. Los domingos se permite quedarse en Funes, aunque durante las tardes le dedica sí o sí una hora al "trote largo".

Carolina sostiene su carrera con esfuerzo y pasión. También cuenta con el apoyo incondicional de la Confederación Argentina de Atletismo, la Asociación Rosarina, la Provincia y la Municipalidad funense, quienes de acuerdo a sus posibilidad contribuyen en su crecimiento deportivo. Los directivos de Nazaret también aportan una cuota fundamental. "Las faltas no me las ponen. Si tengo que hacer una prueba después, me la dejan", contó Carolina.

Entre sus objetivos más cercanos asoma el Sudamericano de Juveniles en Chaco, que se disputará en octubre. Pero ya tiene en la mira al Mundial de dicha categoría del año próximo, que se celebrará en Oregon, EEUU. Su planificación es muy precisa, digna de todo atleta profesional. Su sueño y meta a largo plazo es bien clara: "Me gustaría llegar hasta los Juegos Olímpicos. No pienso en eso porque falta. Pero tengo el objetivo". Con tan solo 17 años, Carolina demuestra tener las cosas bien claras. Su carrera deportiva no tiene techo, tiene todo para crecer. Y es un orgullo, un orgullo funense.