Viernes, 29 de Marzo 2024
Lunes, 22 de Mayo del 2023

Yoga e infancias: los beneficios de conocer y canalizar las emociones

La profesora Lucía Cane explicó cómo esta actividad les brinda herramientas también para conocer su cuerpo en medio de un mundo invadido por las pantallas.

Puede que sea una cuestión generacional o de acceso a mayor información, lo cierto es que desde hace años se están conociendo nuevas herramientas para la crianza de las infancias de estos tiempos. Desde agacharse y hablarle a la altura de sus ojos, darles mensajes positivos, alentadores, expresarles a diario cuánto se los quiere, hacerles saber que se está cerca, enseñarles a expresar sus emociones y cientos de consejos más que ayudan a que estas pequeñas personas sepan valerse por sus propios medios cuando crezcan y se enfrenten a un mundo de obligaciones. El yoga también es una de ellas. En medio de la rutina escolar, de los horarios, actividades por fuera del ámbito estudiantil, la invasión de pantallas y la vorágine en las que están inmersos sus padres y madres, las y los niños necesitan tener un espacio propio donde poder desarrollar su creatividad, conocer su cuerpo, respetar los espacios del otro, a la naturaleza y relacionarse de la mejor manera con todo lo que los rodea. Lucía Cane, profesora maestra de yoga, dejó la docencia tradicional para dedicarse más en profundidad a las infancias y resaltó a InfoFunes: “Es maravilloso ver todo lo que ellos generan. Cuando los habilitas crean cosas muy lindas y en cada encuentro saben que están en un lugar donde se los escucha y se les ayuda a canalizar sus emociones, en un ámbito de respeto y libertad”. dejó la docencia tradicional para dedicarse más en profundidad a las infancias y resaltó a InfoFunes: “Es maravilloso ver todo lo que ellos generan. Cuando los habilitas crean cosas muy lindas y en cada encuentro saben que están en un lugar donde se los escucha y se les ayuda a canalizar sus emociones, en un ámbito de respeto y libertad”. dejó la docencia tradicional para dedicarse más en profundidad a las infancias y resaltó a InfoFunes: “Es maravilloso ver todo lo que ellos generan. Cuando los habilitas crean cosas muy lindas y en cada encuentro saben que están en un lugar donde se los escucha y se les ayuda a canalizar sus emociones, en un ámbito de respeto y libertad”.

Esta profesora maestra de yoga tiene su espacio en redes llamado @simplemente.viviendo, y cada miércoles, de 16.30 a 18 da clases de yoga a la infancia en Casa Zulú, de San José 1769.

Un cambio rotundo

Lucía llevaba tiempo desempeñándose como docente pero en su día a día notó que su interés por la realidad de cada niño o niña que integraba sus grupos iba más allá de su actividad curricular. “Me interesaba mucho el área emocional de los chicos, así que me puse a investigar y terminé yendo durante un año cada viernes a Buenos Aires a la Escuela Internacional de Yoga, porque en Rosario sólo me recibieron instructores, pero yo quería ir más allá, prepárame en profundidad. Así que fueron muchas semanas de dormir en el tren desde Rosario para llegar a la mañana y cursar todo el sábado para luego volverme a casa”, relató quien renunció a su cargo docente días antes de que se declare la pandemia por el coronavirus, así que el encierro general le ayudó a seguir estudiando vía online y conocer nuevas actividades relacionadas con el yoga ya las infancias. 

“Fue una etapa que me llevó a profundizar en mi proceso interno, me dediqué a muchos talleres y espacios que quería hacer para mí, y le di fuerza a mi proyecto que es @simplemente.viviendo. Todo fue mutando como la misma pandemia, hice viandas de alimentación conciente, compartí meditaciones online y daba clases, de acuerdo a las necesidades que me iban llegando. Incluso varias familias me pidieron, permisos de por medio, que vaya a su casa para enseñarle a sus hijos, porque ellos estaban desbordados entre el homeoffice y la convivencia. Ahí me debe mucho para conocer las realidades en cada hogar, y enseñarles también a los padres a cómo con pequeños cambios de costumbre y de comunicación la relación entre padres e hijos puede mejorar muchísimo”, amplió. 


Cuerpo, alma y mente versus pantallas

Ante la consulta de cómo es el comportamiento de los pequeños alumnos en cada encuentro, Cane confió: “Me sorprende cómo los convoca el yoga, vienen a la clase con mucha alegría, con ganas de que cualquier cosa que propongas que para ellos es como mágico . Están acostumbrados a algo mucho más dinámico, a luces, a tecnología, a ir y venir mucho más rápido, apurado, pero en cada encuentro todo eso queda fuera. Acá creamos un vínculo con mucho respeto, incluso validamos si alguien quiere o no contar algo, se los habilita a ser ellos mismos. Es más, me demostraron que tienen una enorme necesidad de hablar, de que los escuchan, de tener ese momento de expresión”.

Por otro lado, compartió: “Me ha causado gracia cuando llegan las familias y dicen sobre su hijo o hija «necesita yoga». En realidad, el niño expresa lo que pasa en casa, lo que dice y hace el adulto referente para él, así que lo principal es ver qué hay debajo de cada comportamiento, qué podemos hacer los adultos desde casa para acompañar ese proceso y mejorar la realidad a la que se pretende «salvar» practicando yoga”. 

En tanto, sobre las emociones, cada uno logra saber en qué parte del cuerpo se encuentran. “Lo valioso de este proceso es saber que las emociones, las que sean, tienen un lugar en nuestro cuerpo, se expresan por allí, ellos las descubren y ayudanmos en cada clase a conocerlas, a respirar, incluso a agradecerles, y las vamos transitando hasta que, como si fuera magia, se las comienza a percibir con otra sensación. A los adultos no les suele pasar eso, no reconocen las emociones, las pasan por alto, no se les da el lugar que merecen, no se las tratan y después el cuerpo habla mediante dolores o enfermedades”, subrayó. 

Y en cuanto a la relación y el respeto por la naturaleza, también se aprende jugando: “Siempre les digo que si cortamos una florcita debemos pedirle el premiso a la planta y agradecerle luego. Si estamos molestos podemos salir al patio a triturar hojas secas, pero después es necesario que hagamos algo suave, como limpiar las hojas de una planta. Eso les ayuda mucho a relacionarse con la naturaleza y aprender a incorporar un trato más suave con las cosas y las personas que nos rodean. Eso si, acá no hacemos sólo posturas, el que necesita descargar puede trabajar con masas, otros que necesitan necesitan un poco más aprenden a tejer oa hacer macramé, algunos otros pintan mandalas, cada chico tiene el espacio que necesita sus emociones”. 



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