Juan Pablo Román: “El atletismo es una forma de superarme”
Luego del terrible accidente que sufrió en la garita 1 y que casi acaba con su vida, el joven cuenta cómo siguió adelante y la motivación que encuentra en el deporte.
Poco más de dos años pasaron de aquel día en el que Juan Pablo Román, de 14 años, fue impactado por un Citroën C3 en la Ruta 9 a la altura de la garita 1. Su pronóstico en un principio fue muy delicado, pero a pesar de la gravedad de sus heridas, la rápida recuperación que mostró con el transcurrir de los días sorprendió a todos y pasó a ser un caso excepcional, sin secuelas en lo físico, al punto que hoy, viviendo en Rosario, se entrena todos los días para formarse como atleta.
Fue un sábado a la noche, alrededor de las 20 horas, cuando Juampi, como lo llaman sus seres queridos, se dirigía a la parada de colectivos de la garita 1 de Funes, en la intersección de la Ruta 9 con la calle Urquiza del barrio Villa Golf, para ir a una de las reuniones de jóvenes de la iglesia Comunidad Cristiana a las que asistía con frecuencia. “No me acuerdo de nada de lo que pasó en ese momento, por ahí me vienen flashes”, dice el chico que hoy tiene 17 años. El hecho aun no fue esclarecido del todo, pero por lo que le pudieron contar a él y su familia, al momento de cruzar hacia la garita un vehículo lo impactó de lleno provocándole un fuerte traumatismo en su cabeza y fracturando su clavícula izquierda.
Todo pasó muy rápido y en ese momento parecía que el tiempo no corría cuenta su mamá. Juampi fue trasladado al Hospital Víctor J. Vilela de urgencia y quedó internado en un coma farmacológico debido a la gravedad de sus heridas, pero más allá de las complicaciones, con el transcurrir de los días evolucionó de manera sorprendente y contra todo pronóstico médico.
“El primer día que me levanté no sabía qué había pasado, hasta llegué a preguntarle a mi papá quien era él”, es algo de lo que recuerda Juan Pablo y agrega: “Todos los días fue una motivación querer recuperarme rápido, un día me cansé y me levanté sólo. Aunque no me dejaban ya quería caminar”. Pasaron 15 días hasta que pudo volver a su casa de Villa Golf y empezar a reordenar su vida que, sin dudas, ya no sería la misma.
Antes de que todo pasara, Juampi jugaba al fútbol en Defensores de Funes, era su pasión y en el tiempo en el que hacía rehabilitación de su brazo se iba a ver los partidos y apoyar a sus compañeros de equipo: “Después del accidente hice rehabilitación y me iba a ver los partidos con la férula puesta en el brazo. Quería meterme a jugar”, rememora el chico. Pero una vez de vuelta en las canchas ya no sintió lo mismo, algo había pasado en su interior luego del accidente que le hizo ver las cosas de otra manera y, con el dolor que significó alejarse del equipo, dejó de entrenar en busca de otra actividad de que le despertara esa pasión que sentía por el deporte. Pasión que encontraría unos meses después a unos kilómetros de Funes.
Lejos del barrio que lo vio crecer, Juan Pablo se mudó con su familia a Rosario. No había tenido hasta entonces la posibilidad de retomar sus estudios en el Instituto Superior Immanuel Kant de San Jerónimo Sud por la fuerte medicación que tomaba y terminó perdiendo dos años. Recién éste año pudo volver a asistir a clases, arrancando de nuevo su tercer año de secundaria en un colegio a pocas cuadras de donde hoy vive, incluso según cuenta, con más ganas.
De a poco las cosas se iban ordenando para Juampi y aún con ganas de hacer un deporte uno de sus primos le cuenta de qué trataba el atletismo, invitándolo a que lo practique porque le iba a gustar. Y así fue
Por marzo de este año, Juan Pablo comenzó sus clases de atletismo en el Estadio Municipal de Rosario bajo la tutela de la Asociación Rosarina De Atletismo (ARDA) y más allá de que pasaron recién cuatro meses, dice que sus profes Rocío Pérez y Olmes Fornero destacan su trabajo: “Me dijeron que cuando empecé era un futbolista por la forma en la que corría y que ahora soy un atleta”, cuenta el chico con una sonrisa y complementa diciendo que junto con las marcas que le quedaron en su rostro por el accidente, el atletismo lo motivan a superarse continuamente.
“El atletismo es una forma de superarme todo el tiempo, como cuando veo las marcas que me quedaron del accidente. Fue un antes y un después”, confiesa el joven deportista.
Al día de hoy ya se hizo con varias medallas alcanzando incluso el primer puesto en salto en largo y 100 metros en competencias locales y regionales. Gracias al atletismo, Juampi volvió a sentir esa pasión por el deporte que en un momento le hizo sentir el fútbol y dejar atrás el dolor de tener que atravesar lo que atravesó durante más de un año. Actualmente su día a día se basa en ir al colegio en la mañana y por la tarde a entrenar. “Si fuera por mi estaría yendo a correr al Estadio ahora mismo, volvería a casa y después iría al entrenamiento normal con el grupo”, cuenta Juan Pablo dando cuenta de lo que significa la disciplina para él y, por qué no también, como una forma de sacarle provecho a las pocas cuadras que lo separan de la pista de atletismo.
Que Juampi pudiera contar su historia y la forma favorable en la que supera día a día lo que sufrió luego de algo más de dos años, era algo que parecía casi imposible aquel 25 de marzo del 2017 por la noche. Hoy su familia celebra su fuerza de voluntad, lo acompañan en todo momento y agradecen a Dios poder tener a Juan Pablo con ellos. Cristian, su papá, relata que enfocarse en un deporte ayuda a su hijo a superar las huellas que dejó en su vida su terrible accidente, no desde lo físico sino en lo emocional: “emocionalmente no quedó bien y lucha hasta el día de hoy con ese tema. Hoy el atletismo lo ayuda mucho y anda re bien”, subraya su padre confiando en que con el tiempo logrará progresar en ese aspecto.
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