Es de Funes, vive en Valencia y sufrió en carne propia la “inundación del siglo” en España
Laura Santoro y su familia viven en Paiporta, una de las ciudades más afectadas por la catástrofe que ya dejó más de 200 muertos y miles de pérdidas materiales.
“Tuvimos suerte”, es la reflexión espontánea que surge en miles de valencianos sobrevivientes y también en Laura Santoro, la funense radicada en España hace apenas unos años que junto a su familia sufrió en carne propia una de las catástrofes naturales más importantes del siglo en el país situado al otro lado del Atlántico.
Paiporta, la ciudad donde viven, fue una de las localidades que se llevó las consecuencias más graves del fenómeno meteorológico conocido como DANA que propició un aumento de las lluvias a niveles inusitados provocando el desborde de los ríos y la inundación de ciudades enteras. A día de hoy, este cataclismo climático ya se cobró alrededor de 200 vidas en toda la región y al menos 62 solamente en aquella ciudad.
Al comienzó de su relato, Laura cuenta que se encontraba volviendo de Valencia hacia su hogar cuando, casi intempestivamente, el nivel del agua de la Barranca del Poyo (el curso de agua estacional que atraviesa la localidad) comenzó a aumentar hasta llegar en su pico a los 2 metros y medio por sobre el nivel del suelo. “Estaba en el metro y nos hicieron bajar porque estaban rotos los accesos”, comenta en su relato mientras recuerda la desesperación por estar incomunicada y alejada de su familia y afectos que aguardaban en la ciudad.
“No había ni WiFi, ni señal de teléfono. Solo cada tanto ingresaban los mensajes de SMS”, describió Laura quien utilizó ese método para constatar que su familia, ubicada en el kilómetro 0 de la catástrofe, estuviese bien. “Apenas pude contactarme y ver que los chicos estaban a salvo porque el agua no había llegado al segundo piso donde vivimos empecé a comunicarme con la comunidad de argentinos en Valencia para intentar ayudar”, aseguró y agregó que oficialmente aún no hay reportes de argentinos fallecidos en la región según pudo averiguar con las corresponsalías de los medios nacionales en España.
“Recién ayer pude volver a Paiporta por uno de los pocos accesos que aún son transitables”, contó la ex-funense quien se encontró con un panorama desolador: Con la electricidad funcionando nuevamente hacía apenas unas horas, sin agua ni gas, con desabastecimiento de productos básicos, calles que acumulan escombros, autos aplastados y centímetros inacabables de barro, la ciudad es descrita por Laura como “destrozada”.
“Nosotros perdimos nuestro auto y nuestra única fuente de ingresos que era la heladería”, se lamenta aunque con algo más de calma que antes luego de que el estado español haya salido a aclarar que se hará cargo de las pérdidas materiales desde el organismo regulador de los seguros. De todos modos, el horizonte sigue siendo hostil para Laura: “No sabemos cómo vamos a pagar el alquiler, ni siquiera podemos intentar ingresar al local para limpiar lo poco que quedo porque al tener un estacionamiento inundado debajo hay peligro de derrumbe”.