El desafío de Funes de seguir creciendo sin dejar de ser una ciudad "caminable"

En la última década, Funes pasó de ser un tranquilo espacio, mayoritariamente de casas de fin de semana, a convertirse en una ciudad que enfrenta los desafíos del crecimiento acelerado. Esta transformación, impulsada por la llegada de nuevas familias y el desarrollo de barrios cerrados y abiertos, plantea una pregunta crucial: ¿cómo puede Funes seguir creciendo sin renunciar a ser ciudad verde y caminable? Ahora, en un contexto de expansión urbana, la ciudad debe decidir si quiere ser un modelo sostenible o un espacio desbordado por el desorden y la falta de infraestructura adecuada. Veredas espaciosas para caminar y que conecten toda la ciudad, entre las claves.

El cambio demográfico en Funes es notable, especialmente tras la pandemia, que aceleró la decisión de muchas familias de instalarse de manera permanente. Esto generó una demanda creciente de viviendas, transporte y servicios. Sin embargo, según Gisel Levit, especialista en urbanismo y planificación de ciudades consultada por InfoFunes, este crecimiento no fue acompañado en su totalidad por una planificación integral que contemple la infraestructura necesaria.

“Funes es conocida históricamente como “El Jardín de la Provincia”. La imagen que se tenía históricamente de Funes está vinculada a un espacio con verde, sereno y en armonía con la naturaleza”,  apuntó Levit. “Pero, en la práctica, los espacios públicos de calidad y bien distribuidos son escasos, mientras que la mayoría de los espacios verdes son privados, restringiendo su acceso al conjunto de la ciudadanía”, explicó en relación a la proliferación de barrios cerrados.

Esto puede afectar la identidad de la ciudad y su capacidad de mantener el atractivo que la convirtió en un lugar tan deseado. En este punto, aclaró que el crecimiento demográfico y urbanístico es muy bueno, aunque la expansión no planificada amenaza con fragmentar a Funes en un conjunto de barrios desconectados entre sí y del resto de la comunidad. En ese sentido, apuntó a que la ciudad debe asegurar la caminabilidad y la posibilidad de que los ciudadanos se apropien del espacio público.

“Las calles no son solo vías de tránsito; son el alma de las ciudades y el lugar donde se desarrolla la vida comunitaria. En Funes, el reciente esfuerzo por pavimentar varias calzadas responde a la creciente demanda vehicular, pero ha dejado de lado la caminabilidad y la conexión entre los diferentes espacios de la ciudad.

“La calle es el espacio público por excelencia, es donde las ciudades construyen su identidad. En Funes, la falta de planificación en las veredas, el arbolado y las áreas verdes amenaza con transformar a la ciudad en un espacio funcional solo para los autos para el traslado entre barrios cerrados, pero desprovisto de encanto para los peatones”, señaló Levit.

Según la urbanista en el modelo de crecimiento actual, los espacios públicos en Funes deben ser una prioridad. Las plazas, parques y áreas verdes de acceso libre son limitados, mientras que los espacios dentro de los barrios cerrados quedan reservados, lógicamente, para los residentes.

“No basta con que los barrios cerrados tengan áreas verdes en su interior; esas áreas no están al servicio de toda la comunidad. Para que Funes sea una ciudad sostenible, es fundamental garantizar que los espacios públicos sean accesibles para todos y estén integrados a una red urbana coherente”, sotuvo Levit. 

Otro aspecto fundamental remarcado por la especialista es la mejora de los cruces peatonales y la seguridad vial en general. Las avenidas principales de Funes vienen siendo escenario de siniestros viales, algunos graves, lo que resalta la necesidad de priorizar la movilidad peatonal y ciclista.

“La esencia de Funes está en su capacidad de ofrecer calidad de vida. Esto implica calles donde se pueda caminar, andar en bicicleta y disfrutar del entorno. Si la ciudad prioriza estos aspectos, podrá crecer sin perder el encanto que la hace única”, concluyó Levit.

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