La mirada de niño que todo lo puede
<p>En el Mes del Niño, el Murray rescata las inquietudes de los más pequeños y lleva adelante una muestra por y para chicos. Las exposiciones de dibujos y relatos decoran sus paredes hasta el 9 de septiembre.</p>
Cuando un chico mira el mundo, ¿cómo lo ve? ¿hasta dónde lo ve? ¿con qué ojos lo ve?, o tal vez sería mejor preguntarse si ¿sólo lo ve?.
El mundo es un algo amplio y tal vez inabarcable, pero ¿cuán grande es el mundo a los 8 o 9 años? ¿Cómo y sobre todo, hasta dónde es una casa, un barrio, una ciudad: un mundo?. Porque, ¿Cuántos sentidos utilizan los chicos para apropiarse justamente del mundo que los rodea, cuándo comienzan a preferir y ejercitar algunos sentidos sobre otros? Cuando alguien es chico todo parece un poco más grande, más alto, más largo. Y esa mirada de niño se aplica en muchos aspectos y a muchas cosas.
El Museo Murray rescata un poco de estas inquietudes y lleva adelante una muestra por y para chicos, en su mes. Las exposiciones de dibujos y relatos decoran sus paredes desde hace un tiempito y hasta el 9 de septiembre. Pero, ¿qué hay detrás de la muestra? Ojos, narices, olfato, gusto y tacto de niños. Cinco sentidos de decenas y decenas de chicos puestos alertas con la ciudad en la mira, Funes, nuestro pedacito de mundo.
Los chicos miran más y mejor. No es que los adultos no veamos lo mismo, es que tenemos mucho más adiestrado un sentido que otro, y tal vez nos cueste un poquito más detenernos en algunos detalles que nos rodean. Prestarle atención a lo que los chicos ponen en valor cuando miran su ciudad es un ejercicio de aprendizaje que los “grandes” debemos hacer. Escucharlos y leerlos es posible por estos días en el Museo Murray.
La idea de la muestra “La Vía del Arte”, un proyecto coordinado por la profesora Rossana Colombero y que Jésica Savino, directora del Museo Murray, trabaja en conjunto con Silvia Cochet, la directora del Museo Cochet, surgió en el marco del décimo aniversario que este año celebran ambos museos.
Luego de inaugurar una muestra histórica que permanece aún en exposición, donde se muestran los objetos e historia de la ciudad cuando todavía era un pueblo, la intención fue adaptar esta muestra para que los chicos de tercer y cuarto grado de las escuelas funenses participen aportando su mirada.
El disparador, luego de recorrer la muestra histórica, es una simple pregunta: ¿Por qué Funes es la ciudad más linda del mundo?”. Y son tantos los chicos los que coinciden en que lo mejor que tiene Funes es justamente lo que no cambió: sus sapos y sus calles de tierra por ejemplo. Porque claro, para un niño o una niña, un sapo o la posibilidad de jugar en el barro son sinónimo de naturaleza. “Porque es muy natural y es como si tuviera un jardín gigante”, fue una de las respuestas que dio uno de los chicos que pasó junto a sus compañeros de grado por la visita guiada.
“Los niños tiran cosas que no podes creer, la seguridad, los espacios verdes, muchos dicen que nunca se van a ir de esta ciudad”, cuenta Savino con entusiasmo. El recorrido incluye una exhibición de la ciudad como era antes y una charla en la que se les pregunta qué cambió y qué no. “La idea de trabajar con los chicos de tercer y cuarto grado fue porque justamente en esos años, parte de la currícula escolar es hablar de su ciudad, aprovechar la muestra que lanzamos hace poco fue un logro”, explica.
Por los dos museos (ya que la visita incluye una recorrida por el Cochet y el Murray), ya pasaron más de un centenar de niños que dejaron su mirada del mundo colgada de la pared, con dibujos de colores que transmiten todo lo que importa.
“No nos olvidemos que estos chicos, son una generación de chicos que nacieron y crecieron en Funes, son los nuevos NyC (nacidos y criados)”, resalta Jésica. Y tiene mucha razón. La explosión demográfica de la ciudad y la cantidad de nuevos funenses tiene que ver con un fenómeno de migración de adultos jóvenes que eligieron a Funes como su hogar, una ciudad donde criar. Estos chicos, que hoy tienen 8 o 9 años serán el día de mañana quienes puedan volver a decir, como hoy en día dicen los viejos nyc: “Yo crecí en Funes”.
Las respuestas y las miradas de su pequeño mundo hablan también de esto: “Funes es para mí muy muy lindo, es muy importante porque es donde yo nací”, “Porque acá me crié” o “Porque tiene muchas plantas, casas, pero no importa que no sea igual a Rosario”.
No sólo es lindo porque: “Todos los atardeceres son hermosos”, como sintetizó una nena en una frase mágica. ¿Cuántos sentidos se ponen en juego para percibir con claridad lo lindo y valioso de un atardecer? ¿Cuántos de nosotros, los “grandes”, pudiésemos dar una respuesta mejor que esta?, la de una nena de ocho años.
Entre los tantos motivos por los que Funes es “la ciudad más linda del mundo”, también se encuentran descripciones y declaraciones de amor eterno: “Porque la cuidamos mucho”, “Porque es muy linda y tranquila, tiene estación de trenes, museos y observatorios, Te amo Funes!!” o “Porque es un paraíso, un mundo lleno de gente con quien convivir y pasar muy feliz la vida. Yo nunca me iré de Funes”.
La exposición se puede recorrer todos los fines de semana, hasta el 9 de septiembre de 10 a 13 y de 17 a 19 los días viernes, sábado y domingo. Además, las escuelas pueden seguir sumándose a las visitas guiadas de lunes a viernes por la mañana. En el mes de los niños, quedan entonces los adultos invitados a pensar como ellos, por lo menos en lo que hacia la ciudad respecta; y darse una vuelta por la muestra de los chicos en el Murray va a ser un gran disparador.
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