Miércoles, 25 de Septiembre 2024
Miércoles, 27 de Enero del 2016

Preocupación por una nociva “compañía” en los tilos

<p>La “barba de viejo” se aloja en los característicos árboles, que son de interés municipal, restándoles luz y complicando la fotosíntesis. </p>

Foto: Sebastián Criado

Muchas de las calles principales, y sobre todo la Ruta 9 que atraviesa a la ciudad, se encuentran “decoradas por barbas” que cuelgan de los históricos árboles de tilos. No es casual que sea en las zonas más transitadas en donde se evidencian con mayor claridad, ya que la “Barba de viejo, o de monte”, como se conoce a esta especie vegetal llamada en realidad Tillandsia usneoides, es una planta nativa de nuestra américa que se expande con velocidad debido a las modificaciones de las condiciones ambientales y del entorno, como lo son las urbanizaciones y los monocultivos (y la contaminación que estos procesos implican), entre otras.


El lugar elegido por esta planta epífita para alojarse en nuestra ciudad son los añejos y característicos árboles de tilos, que forman parte del patrimonio urbano, conformando el paisaje de interés histórico municipal que debe ser protegido y preservado, tal como lo indica la Ordenanza 786/12. Pero también pueden alojarse en tendidos de cables, o cualquier otro “soporte” que les permita alzarse para alcanzar la luz, esto descarta la idea de que la “barba de viejo” sea un parásito, ya que no se nutren de otras plantas, sólo se alojan en los árboles altos para alcanzar el sol, restándole luz a quienes amablemente las hospedan.

Sin embargo, intentos agresivos por combatir esta “decoración tenebrosa” pueden llegar a ser contraproducentes, según indicó a InfoFunes la ingeniera agrónoma Ángela Villademoro. La Presidenta de la Fundación Argentina de Etoecología sugiere que “lo ideal sería no someter a los árboles a ningún factor de stress innecesario, realizando sólo el mantenimiento o poda sanitaria de ramas secas o peligrosas y el retiro de manojos más grandes de la Tillandsia por medios manuales”, por lo que desestima el uso de químicos para tratar este problema.

En zonas urbanas, los tilos que le “alquilan” sus ramas a estas otras especies de claveles del aire, pueden sufrir un exceso de stress, causado sobre todo por la contaminación de las principales calles; esto lleva a las diversas especies a competir una con otra por alcanzar una porción de luz solar. Para que esta competencia no sea desleal, sobre todo para el árbol de tilo que debemos preservar, es que se sugiere el mantenimiento manual, sin necesidad de podas excesivas.