Tangueros de ley
<p>Carlos Leandro Aguilera y Jorge Biagiola llevan adelante desde hace ya 15 años el programa radial “Por las calles del recuerdo”, un espacio para difundir la música y la cultura al ritmo del 2x4.</p>
Carlos Leandro Aguilera y Jorge Biagiola son, desde hace casi quince años, los conductores de “Por las calles del recuerdo”, programa radial que se encarga de difundir el tango, a la vez que brinda información sobre sus grandes figuras, sus emblemas y el trasfondo cultural de su gestación. En un clima distendido, con una providencial colección de temas y datos, pero sin perder la sensibilidad ni la pasión transmiten su interés por el tango y continúan el camino de pioneros en la ciudad.
“Siempre nos acompaña el mate, símbolo de la amistad y del compartir”, relata Carlos. Y casi al mismo tiempo, Jorge sigue dando razones por las que el tango lo cautivó: “Es un baile sensual, voluptuoso. Todo el que conoce el tango queda enamorado”. La difusión del tango no se circunscribió solamente a Funes sino que los conductores radiales también tuvieron la oportunidad de ir a importantes festivales como el de Casilda durante cuatro años consecutivos y a lugares como Granadero Baigorria o Rosario, dando charlas, acompañando pero siempre con la misma excusa: el tango como hecho colectivo, como hecho cultural que permite que la gente se reúna y teja lazos, recree la vida en común. “De tantas vueltas de un lado para el otro, hicimos amistad con mucha gente”, cuenta, sin esquivar la emoción, Carlos Aguilera que, cuando se lo piden, también se arrima al tango desde el canto.
La memoria de Jorge Biagola es realmente prodigiosa. Fechas, nombres, lugares se le vienen a la cabeza con suma facilidad. Sin embargo, detallista, cuidador fiel y celoso de la grilla del programa, conserva todas las grillas de los casi 1700 programas emitidos en estos años. A su vez, el locutor se sincera y asume que “sin vanagloria ni jactancia” han logrado, humildemente, un aporte a la comunidad a través de la cultura tanguera. Hay quienes sostienen que el tango es la danza de la nostalgia, del recuerdo, del desamor. A los conductores, el tango les remite a su infancia y a la temprana adolescencia. A Aguilera, su madre le inculcó el amor por el baile –al que define, sin tapujos, como un “baile cuerpo a cuerpo”, desestimando las nuevas formas de baile que se desentienden de la tradición- y cuenta que todos los días, tras el colegio, volvía a su casa para escuchar una hora de tango.
Seguramente no pase mucho tiempo para que –ya ingresado en el Concejo de Funes- al espacio radial se lo considere de Interés Público Municipal. De todos modos, los tangueros sienten desde siempre presente “el cariño y el acompañamiento de la gente” pero, sin ambages, admiten que sería “un lindo empujoncito”. Ya van palpitando la gran fiesta del 29 de noviembre –el aniversario es el 26- en el Centro de Jubilados y Pensionados de Funes, donde se celebrarán los quince años del programa entre bailes, recitales y algún que otro aperitivo. Para celebrar la pasión por la vida -perdón: por el tango-, el encuentro y la persistencia de la música que, lejos de retratar viejas épocas estancas, mantiene su vigencia y cuyas letras no paran de decir.
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