Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jueves, 15 de Septiembre del 2011

Carta Abierta a Juvenal Rimini y Mónica Tomei. Transición: Tiempo de Política

Carta Abierta a Juvenal Rimini y Mónica Tomei. Transición: Tiempo de Política
Ninguna transición es un tiempo simple. Por definición, es un espacio, un recorrido que hay que transitar entre una etapa y otra, con ciertas definiciones y otras tantas incertezas. Cuando se trata de una transición institucional, que involucra a la administración pública, la complejidad se amplía, al menos, por dos aspectos: debe sostenerse la continuidad de la dinámica administrativa cotidiana, en tanto que, al mismo tiempo, se debe construir políticamente, con todas sus herramientas y en diversas instancias, el soporte institucional del gobierno electo.

La transición es un tiempo de pujas, de reacomodamientos, de alineamientos legislativos, de funcionarios salientes que buscan salvar sus ropas y ajustar sus presupuestos y de funcionarios entrantes que sondean sus lugares y marcan territorio. Transición es espacio de demandas, de reclamos, de sindicatos que levantan derechos y empleados que solicitan certezas. Hay, por cierto, acciones e intervenciones básicas que el Municipio debe continuar sosteniendo, inversiones que se continúan planificando, aun cuando se atenúan, y relaciones laborales que requieren nuevos marcos más estables, o simplemente, nuevas direccionalidades.

Transición es tiempo de diferencias y superposiciones, dado que el gobierno saliente se resiste a resignar sus atributos, legales y legítimos, de gestión y administración, y el gobierno entrante necesita hacer pesar su reciente legitimidad de origen para trazar líneas estratégicas y no perder, en tanto, protagonismo publico mediático. Por momentos, esa tensión se amplia, y afecta la dinámica de los espacios políticos institucionalizados: se traban los vínculos legislativos, se regatean informaciones imprescindibles y contactos técnicos necesarios, se rutiniza el juego táctico de no dar quórum y se bloquean recursos de diversa índole. La experiencia de 20 años bajo el carácter de Ciudad (declarada en 1991), nos dice que este es un escenario posible, no deseable: asistimos a dos transiciones, 1995, marcada por un profundo conflicto institucional, presupuestario y gremial, y 2003, signada por contactos regulares entre las gestiones out-in, que pautaron el ordenamiento financiero y la continuidad de ciertas líneas generales de la administración municipal.

Frente a la tercera transición democrática en 20 años de Ciudad, el aprendizaje nos señala algunas particularidades: En primer lugar, que es imprescindible construir y dar lugar a la política, como herramienta para expresar, manifestar, diferenciar y construir las visiones, perspectivas, intereses, objetivos y resultados de la etapa que se abre. Hay que hacer y construir política. Los doctores Rimini y Tomei no tienen porque coincidir en la apreciación del mundo. Algo, los colocó en veredas diferentes. La Ciudad dirimió en su enfrentamiento la necesidad de un rumbo diverso. Sobre el contenido de ese rumbo, es complejo dar cuenta aquí. Lo cierto es que Tomei se impuso contundentemente, por su trayectoria en la esfera de lo político local, pero también, por su cotidiano acceso a realidades pequeñas, que muchas veces son decisivas en el terreno de la política. Supo sostenerlo y supo administrar una imagen de mujer activa, reconocida en todos los terrenos, y de modo determinante, en el espacio familiar de muchos laburantes. Es su tiempo, con un capital electoral, político y simbólico inédito. Ese capital puede disponerse productivamente, invertirse en una construcción política distinta, cualitativamente distinta. Rimini, en tanto, puede poner en acción el reconocimiento que aún conserva, y que una fracción de la sociedad legitimó en las urnas, así como la incidencia institucional que el cargo aun le otorga, para abrir espacios de contacto, en los que se pueda diferir para construir, sobre todo, desarrollo humano y calidad de vida.

Como dijimos, la diferencia es constitutiva a la vida democrática. Disentimos, por tal o cual punto, reclamamos aspectos que otros consideran propios, cuestionamos y nos manifestamos en terrenos que se tocan con mundos muy diversos al nuestro. El pluralismo democrático toca intereses, y contrapone visiones. Y para darle rumbo, sentido, esta la política. 

Doctores Rimini y Tomei: abran camino a la política, encuéntrense para dirimir, contraponer, diferenciar, para más no sea, dar cuerpo a lo que repiten por los medios. Sean audaces, innoven, rompan moldes. Es complejo, lo sabemos. Pero entre ambos Intendentes, que son el cuerpo institucional del Estado, la cara visible y la palabra sonante, hay treinta mil y pico de funenses, seiscientos y pico de empleados municipales, cientos de comerciantes, decenas de inversores y empresarios, miles de laburantes, hay expectativas, obras que continuar y proyectos que emprender, hay un presupuesto que elaborar, hay kilómetros y kilómetros de calles que consolidar, miles de metros lineales de cañerías de agua y gas por tender, hay troncales de cloacas y plantas elevadoras que ubicar, hay espacios verdes que preservar y urbanizaciones que regular bajo el marco de un plan maestro y estratégico, hay audiencias que llenar de contenido, programas de salud para llevar al territorio, oportunidades para los pibes, con sus skateparks, mountainbikes, ferias, encuentros y capacitaciones laborales igualitarias, hay bancas para nuestros niños que conseguir, fortaleciendo la educación pública, hay salarios por dignificar y paritarias en las cuales discutir. Hay, entre ambos, una sociedad que quiere dar el salto hacia la integración y la inclusión. Si quitamos él entre, por un rato, Rimini y Tomei estarán frente a frente, como alguna vez en el pasado, cuando compartieron bancada legislativa y origen radical. Yo sé que el tiempo y la política tienen sus ingratitudes, pero aun cuando tomen otro café para decirse que no concuerdan, cada uno con su tesitura, verán que habrán dado un paso que muchos esperamos. Necesario como aquella primera reunión, tras las elecciones. Un paso político -  democrático, que no es poco.

Mauro Miguez
Concejal Electo
DNI 31961920