Sábado, 21 de Diciembre 2024
Viernes, 24 de Enero del 2014

Para disfrutar y reírse de uno mismo

Esa es la consigna del taller que está dictando en la ciudad la compañía Baubo Teatro y Circo. Promueven una práctica integradora.

Foto: Vanesa Fresno (InfoFunes)
Este verano  llegó a nuestra localidad la compañía Baubo Teatro y Circo, integrada por los brasileños Inae Moreira, oriunda de Salvador Bahía, y Thiago Enoque, llegado de Brasilia, y los argentinos Negro Casali y  Mario Romeu, siendo este último el generador de esta propuesta.

Casali tuvo su primer contacto con el mundo artístico por medio del teatro, actividad que desarrollaba en nuestro país  junto a Mario Romeu.  Entre los años 1992 y 1993 decidió instalarse en Barcelona,  España. Allí  conoció a través del primo de un amigo el mundo del circo. Actualmente Casali tiene en Barcelona su compañía de  circo.

En tanto, el brasilero Enoque,  ya a los 22 años de edad, se desempeñaba como asistente técnico de un payaso de su ciudad. Y así fue que, observándolo, aprendió la técnica del  payaso. En el año 2004 incorporó las telas, las acrobacias y el trapecio. Comenzó a viajar por diversos lugares de Brasil hasta que se instaló en la ciudad de Salvador Bahía donde conoció a  Inae, quien desde pequeña tomó clases de danza,  lo que la llevó a realizar el Profesorado en la Universidad, lugar donde conoció  a Thiago en una clase de telas que  él  estaba dictando: "Yo no había visto las telas, lo miré y dije: ¡Que espectacular!". Entonces decidió anotarse "y así empecé a frecuentar este universo", explicó Inae. Esto la motivó a realizar una iniciación en Payaso con el maestro Alexandre Casalia.

Tiempo después ambos crearon la compañía  "Baubo Teatro y circo" cuyo nombre hace referencia  a la diosa de la fertilidad, la abundancia y la creación. Con la misma tuvieron la posibilidad de recorrer distintos lugares de Chile y Argentina. Los integrantes de la compañía se mostraron conformes con el recibimiento  brindado por estos países: "La gente te mira, pero no te va a rechazar", expresó Inae. En este contexto,  Casali  aseguró que se trata de pasar un buen momento, disfrutar y reírse de uno mismo.

Ellos residen en la ciudad de Rosario donde estudian en la Escuela de Artes Urbanas, pero por  invitación  de Mario Romeu vinieron a Funes a dictar su taller que se lleva adelante en el galpón ferroviario, el centro cultural "Guille Moreno". En un principio, como es una ciudad pequeña, no sabían que repercusión iba a tener,  pero realmente la respuesta obtenida los sorprendió porque a solo 15 días de iniciado el taller mucha gente se mostró interesada en la  propuesta.

Por medio de la actividad circense  se pueden mejorar  conflictos sociales ya que resulta ser una práctica integradora  y no competitiva que poco a poco se va extendiendo.

El taller cuenta con personas que se están iniciando y otras que tuvieron algún tipo de contacto no tan profundo con esta actividad, lo que permite ahondar  en las técnicas utilizadas.

Este  proyecto tiene una duración  de dos meses. Está dividido en partes, ya que la idea es que sea integral,  por lo que los alumnos participan un tiempo determinado en cada disciplina, ya sea trapecio, telas, malabares, acrobacia  de piso y aéreo.

Los coordinadores formaron tres grupos: niños desde los 6 hasta los 10 años de edad, los adolescentes desde los 11 hasta los 16 años y  los adultos desde los 18 años en adelante.

Para el grupo de los más chicos cuentan con una dinámica que difiere  de los otros dos, ya que la forma de comunicación es distinta. En realidad, los más pequeños van a jugar. En a cuanto a los más grandes, al principio se sienten tímidos, pero después se hacen amigos.

En este marco, los docentes coincidieron que la actividad está dando un buen resultado. Además destacaron que los grupos practican en sus hogares: "Todos van evolucionando, no hay posibilidad de retroceso", apuntó Casali.

En la  actualidad se puede observar cómo se relacionan las distintas disciplinas porque los malabares incluyen movimientos del cuerpo. 
Inae aseguró que ir a otras partes  del mundo  es una aventura, aunque pensaban  que les  resultaría difícil superar la barrera idiomática, pero cuando llegaron se dieron cuenta de que el cuerpo habla.

"Todo el mundo está preparado para recibir cosas",  afirmó Casali, pero lo que se debe evaluar es la propuesta que se les plantea.
Los docentes aseguraron que lo que pretenden dejar en los participantes del taller son las ganas de disfrutar su juventud, separarlos del mundo tecnológico que los rodea y que el circo les traiga gusto por moverse.

El idealizador del proyecto Mario Romeu explicó que escogió Funes para llevarlo a cabo,  para ofrecerles a los niños la oportunidad de jugar con el cuerpo desarrollando una actividad. A la vez, remarcó el amor con el que los profesionales realizan su trabajo.