Elecciones en Funes
Hace años que vengo observando los diversos procesos electorales que se han ido presentando a lo largo de nuestra provincia, algunos con el antiguo sistema electoral, luego con las primarias abiertas y ahora con la boleta única. Sin embargo, algo ha quedado siempre en claro, no hay dos elecciones iguales.
Alarma realmente la realidad de personas que hace años viven de la política, usufructuando de ella y hoy no lean de manera detallada lo que ha sucedido en Funes.
Dos candidatos en el Frente Progresista han capitalizado algo de 8.000 votos, de los 11.560 votos validos emitidos, 3500 se han repartido entre los representantes del Pro, del Frente Santa Fe por Todos y el Distrital Unite Funes, siendo los votos anulados y en blanco cerca de 1100. Lo que totalizó 12.600 votos aproximadamente que representa un 70% del padrón electoral.
Hecho este racconto, me vienen a la mente la palabras del Diputado Provincial Lamberto del Frente Progresista Cívico y Social, quien ante una pregunta de un reconocido columnista del matutino rosarino La Capital, sostuvo que el éxito en las elecciones primarias no garantizaba bajo ningún concepto idéntico resultado en la general. El legislador manifestó que "en la primaria se voto con el corazón, mientras que en la general se vota con la razón".
Estas expresiones me traen a la memoria algunos aspectos de la campaña electoral desarrollada en Funes donde los candidatos del Frente Progresista - tras grandilocuentes campañas cargadas de gran contenido económico- sólo apuntaron a dirimir sus cuestiones personales. Siendo el debate de ideas el gran ausente. Daba la impresión que se trataba de un superclásico o de impactar con quien tenía la foto mas pomposa.
Sin embargo, unos y otros, no leyeron la realidad. Quien resultó perdedor tal vez no alcanzó a analizar que los terceros mandatos históricamente han resultado casi imposibles. El paso del tiempo genera desgastes naturales. Existe una lógica del sistema democrático muchas veces olvidadas que es la alternancia. Pasa en las grandes naciones: Políticas de Estado previamente fijadas y cumplimiento de las mismas sea quien sea el color que gobierne (véase Uruguay, EE.UU., Brasil, etc.).
Quien resultó ganadora de esta previa, parece no haber captado que la gente se involucró para elegir a un candidato para las elecciones generales, pero que aún no se han producido esos comicios. Y que para ganar hay que hacer algo más que usar el cumplimiento del juramento hipocrático para convencer a la gente o sacarse fotos con candidatos que ya han perdido, o repartir medicamentos como caramelos. Hay que tener capacidad de gestión. Capacidad para resolver lo cotidiano. El conductor debe ser un líder, y no un mero administrador de fin de semana o tomador de café en bares de conocido nombre, firmando grandilocuentes programas de gobierno.
El vecino sólo quiere que le tapen el pozo, que no se le inunde la calle, caminar tranquilo de noche, que no le roben, etc. etc. simplemente lo de todos los días.
Los candidatos deberán mostrar algo más que proyectos copiados de otros candidatos a categorías superiores.
Quienes alguna vez tuvimos la oportunidad de ocupar lugares en ámbitos legislativos, sabemos como muchos llegaron a ocupar sus escaños y cual es su piné.
Me pregunto: ¿Cuales son los antecedentes de gestión? ¿Ser buen médico, abogado o ingeniero alcanza? ¿El cumplimiento del deber profesional -que es una obligación que emana de la ley- puede ser utilizado como base para conducir la cosa pública?
Seria bueno que se debatan las propuestas, y el marketing quede de lado por un momento.
Dr. Guillermo Grisolía
DNI 24.586.367
Buenos Aires 2378
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