Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Martes, 14 de Febrero del 2012

¡Extraña coincidencia!

¡Extraña coincidencia!
Este año de 2012 se cumple el cincuentenario de la publicación de la primera edición de la novela de Anthony Burgess "A Clockwork Orange".

Considerada como una novela de anticipación y ciencia ficción, La naranja mecánica describe una sociedad atemporal de características distópicas, es decir ficticia, donde los adolescentes se reúnen en grupos pequeños para generar actos de ultraviolencia de los que se sienten orgullosos, llegando hasta el asesinato y la violación sin miramientos. Esta sociedad especial ha liberado el uso de drogas y sus fuerzas policiales corruptas actúan con singular violencia. Estos jóvenes han sufrido un cambio cultural y social muy particular al punto de no reconocer la autoridad de los padres quienes, por otra parte, no son capaces de establecer ni diálogo ni límites a sus hijos. El protagonista, Alex de 15 años al comienzo de la historia, es un jovencito con cierto grado de educación, estudiante y amante de la música clásica que es su verdadera pasión. Es el jefe de una de esas bandas dispuestas a ejercer, durante la noche, toda clase de tropelías y maldades: propinar golpizas a viejos, robar, violar y matar. Finalmente las autoridades lo encierran en la cárcel a pesar de su edad y, para devolverlo a la sociedad, lo incluyen en un plan de rehabilitación caracterizado por un terrorífico procedimiento de lavado de cerebro.

Llevada al cine por Stanley Kubrick en 1971 esta obra tiene dos finales según que la edición fuese inglesa o norteamericana. Tanto la película como la edición americana no incluyen el capítulo final 21 donde el autor cree en la capacidad de la sociedad para regenerar a sus individuos extremos, pensando que el ser humano es naturalmente bueno, hecho que desconocen el editor americano y el cineasta Kubrick para quienes la rehabilitación del individuo es imposible.

Leí La naranja mecánica a mediados de los 60 y, como estaba catalogada, la consideré un interesante relato de ciencia ficción y futurismo.  He vuelto a leerla en estos días y ¡Oh, sorpresa! Leí lo que a diario veo en las páginas de nuestros periódicos, en los noticieros televisivos y escucho por la radio. Sin duda A. Burgess ha hecho una anticipación exacta de lo que iba a ocurrir, por lo menos en las principales ciudades de nuestra sociedad con la diferencia que aquí y ahora los adolescentes delincuentes que matan, violan, roban y toman rehenes no son muchachitos de clase media sino los marginados y excluidos, sin posibilidades de educación, de trabajo, de real contención, con el agravante de la proliferación incontrolada de la droga. No existen políticas serias al respecto y, mientras ello no ocurra, la inseguridad irá ganado terreno a pasos agigantados. Creo que nos hemos quedado dormidos o por lo menos anestesiados sin capacidad de respuestas. Debemos exigir a nuestros gobernantes políticas concretas que permitan recuperar a estos jóvenes antes de que sea demasiado tarde.  
¡ La naranja mecánica está entre nosotros!

Aldo R. Rodríguez
DNI 6.037.478