Martes, 16 de Abril 2024
Sábado, 01 de Diciembre del 2012

Tasa, distribución y territorio: Ideas para el debate

Tasa, distribución y territorio: Ideas para el debate
Hay datos evidentes. Hablan por sí solos. En poco más de 10 años, si se cuenta el periodo posterior a la crisis de 2001, el Estado local ha visto multiplicar sus responsabilidades, funcionalidades y esferas de influencia. Desde entonces, se ocupa o debería ocuparse, de modo más extenso, de problemáticas como la administración del sistema público de salud, el diseño de estrategias de seguridad urbana, la gestión de políticas sociales destinadas a sectores vulnerables y el ordenamiento del territorio. Esto sucede, y como señala el administrativista Oscar Ozlak, es un proceso irreversible, de naves quemadas.

Si ponemos el foco en el Estado local, y hacemos un hilado fino, encontramos una particularidad: hay una asimetría ampliada entre la capacidad de recaudación y prestación, lo que podemos llamar oferta, y el uso de los bienes, servicios e infraestructura de la Ciudad, lo que podemos llamar demanda. Y ello se debe no solo a que aumento exponencialmente la población estable de un ciclo censal a otro (6500 en 1980, 9500 en 1991, 14500 en 2001 y 25000 en 2010), sino al modo en el que esa población se organizó y distribuyó en el territorio, dando lugar a nuevas áreas urbanas y periurbanas, así como a nuevos usos del suelo y tipos de urbanización. En resumidas cuentas: si la población cambió, el territorio y sus formas de organización, cambiaron. El Estado, entonces, debe extender su intervención en la territorialidad, y allí necesita de nuevos recursos, herramientas, maquinarias, tecnologías, técnicas e instrumentos.

La gestión saliente, en búsqueda de esos recursos, apelo a una formula común en contextos inflacionarios: estirar el básico de la tasa en sucesivas correcciones, hasta llegar aproximadamente a un 400% de aumento en 8 años. La justificación radica en que, ante la presión de los insumos/salarios, el Estado necesita aire de recursos para administrar el día a día. Esa fórmula, creemos, tiene una trampa: es el perro que se muerde la cola. Y lo es, porque simplemente no promueve círculos virtuosos, sino salidas al paso que se agotan en sí mismas: cuando la demanda se sigue estirando y el excedente recaudado se achica (como es lógico que suceda en una Ciudad en expansión), se recae en la necesidad de estirar el valor del piso de la tasa. Suma cero, que implica lisa y llanamente que los servicios y prestaciones públicas NO MEJORAN, porque lo que son contraprestaciones especificas se convierten en asignaciones generales, tapa parches. A las pruebas de la última década me remito, y desafío a quienes puedan identificar mejoras barriales tras los últimos aumentos de tasa aprobados por el Concejo Deliberante. 

Y en esa línea, hoy se propone la misma dinámica. Yo estoy convencido de algo: para construir un Estado con capacidad de transformar y orientar el crecimiento, hay que dotarlo de recursos. Pero de recursos sostenibles y de herramientas para captarlos. Herramientas que aseguren equidad social y territorial. Que distribuyan y lleven el Estado allí donde este no llega, a la periferia, a las periferias. 

Por eso quiero proponer el debate no solamente sobre un aumento del básico de la tasa (que es lo que se vino haciendo y no dio resultados en la mejora de la calidad de vida), sino sobre una REFORMA TRIBUTARIA que ponga en el centro de la escena la necesidad de captar para redistribuir las plusvalías urbanas que han sido generadas por el proceso de crecimiento de la Ciudad, a través de las herramientas que nos da la Ley Orgánica de Municipalidades (2756/86): crear o modificar tasas, estableciendo sus bases imponibles o establecer instrumentos regulatorios del proceso de urbanización. 

En el primer caso, discutir la pertinencia y empleo de determinados instrumentos como la contribución de mejoras, (que permite al Estado recuperar recursos invertidos para distribuirlos en zonas de menor valía territorial), así como las formulas aplicadas a la base imponible (metro cuadrado, valuación fiscal o mixta), siempre teniendo en cuenta el criterio de mayor justeza social y territorial. En el segundo caso, re discutir Ordenanzas sobre ordenamiento territorial, como aquellas que regulan la donación de infraestructura por parte de los emprendedores (547/08 y 564/08) definiendo con criterios claros que entiende el Estado por "infraestructura de utilidad comunitaria", que es de importancia central para barriadas sin acceso a servicios y bienes básicos. Cuándo hay diferencias territoriales tan marcadas, ¿es igual la utilidad comunitaria de un cordón cuneta en Zona 5, o el asfalto de una avenida principal en Zona 9, que un acceso a un emprendimiento determinado?. Podemos articular ambas necesidades. Pero para eso hay que innovar.

Son preguntas. Desafíos, debates que hay que dar con valentía y capacidad. Como señalo la Doctora Tomei, hay que transformar el Estado, y se orienta en un buen sentido su Propuesta Integral de Mejoramiento Barrial. Pero con herramientas que lo hagan un sólido articulador social. Con ideas diversas. Saber escuchar y tomar. Lo que propongo arriba, no es más que debatir. Cito alternativas y estoy dispuesto a poner la oreja. Por eso, como concejal electo por la minoría, sin discusión profunda y pormenorizada, rechazo el aumento del piso de la tasa municipal propuesta por el edil Claudio Herrero.

Mauro Iván Miguez
Concejal Electo
DNI 31.961.920