Jueves, 28 de Marzo 2024
Viernes, 14 de Febrero del 2014

El deporte, mi maestro

Luciano Moya y Mariano Reciuto son profes del básquet de San Telmo y el vóley del Club Funes, respectivamente. En esta charla, resaltan el rol del deporte, y de los clubes, como espacios de contención y de enseñanza de valores para chicos y jóvenes.

Foto: Vanesa Fresno (InfoFunes)
Ya es célebre la híper repetida frase atribuida a Albert Camus en donde el escritor, filósofo y periodista argelino reconoce deberle al fútbol todo lo que sabe de moral. Se ha convertido en un lugar común adonde se recurre cada vez que se quiere ensalzar las virtudes de este deporte. Pero es tan potente y real lo que la frase encierra que ya no puede dejar de usarse.

"El deporte cumple la función de juntar, de hacer amigos. Creo que lo más importante que te deja el deporte son las amistades que sembrás por todos lados", quien habla ahora ya no es Camus, quien tira estos conceptos es Luciano Moya, profesor de las categorías Sub 13 y Sub 15 de básquet del club San Telmo.

"La formación en un chico es completa, forma el carácter, la personalidad, contribuye a fomentar la solidaridad, el respeto, el compromiso, y eso va de la mano con el colegio, con la familia; es un vínculo cercano el deporte que lo va a ayudar a insertarse en la sociedad más allá de una derrota o una victoria", dice Mariano Reciuto, profesor y coordinador de vóley en el Club Funes. De eso parece tratarse la cuestión: aprender a ganar sin sentirse un dios y a perder sin sentirse una fracasado.

Estos profesores, que están identificados cada uno con su club pero que entienden que la rivalidad es sólo una cuestión deportiva, tienen la particularidad de haber comenzado en el otro club: Reciuto nació en San Telmo, en tanto que Moya dio sus primeros pasos como entrenador en el Club Funes.

Ambos rescatan el valor del deporte en equipo. "Todo deporte colectivo potencia el compromiso, la solidaridad, el apoyarse en el otro, el liderar un grupo", dice Reciuto. "El saber que si vos te equivocás tenés otro atrás que te dice: <<Dale que no pasa nada, seguí que ya va a salir>>, agrega Moya.

Saben que hoy los adolescentes y los jóvenes están rodeados de incentivos negativos, que andar con las defensas bajas los puede hacer trastabillar en un contexto social hostil. "El entorno te lleva a eso, por ahí vos llegás a tu casa y tu viejo no está, tu vieja no está, querés hablar de sexo con tu viejo y mirás y estás solo, entonces que hacés, venías acá y hablás con el que te sentís cómodo; y si no hacés deporte, ¿qué hacés? Vas a la calle, no te queda otra opción", grafica Moya.

Y explica una situación que lo tocó de cerca: "Acá tuvimos un grupo de cinco chicos que eran adictos, y vos hablabas con los padres del tema y los padres se enojaban, lo negaban. A esos chicos nosotros no les cobrábamos cuota, los traíamos temprano para que nos ayuden, para tratar de sacarlos, los chicos buscaban el club como un refugio, en el momento que estaban acá estaban contenidos".

Allí es cuando queda expuesto en toda su grandeza el incalculable valor de un profesor, un consejero de la vida con llegada a los pibes, en donde el aprendizaje de conocimientos técnicos pasa a un segundísimo plano. "Todos buscamos lo mismo, la mejor formación de la persona. En este caso la pelota es la excusa que nos hace convivir con un grupo de jóvenes, pero a partir de ahí se abren un montón de espectros. Estar tanto tiempo en una institución ya te instala de forma natural, sos el profe amigo, es un plus que tenemos de haber nacido en Funes, habernos quedado acá y haber sido antes jugadores", dice Reciuto.

Por eso elevan el rol del club de barrio, ese lugar de encuentro obligado en donde se desarrolla buena parte de la vida de muchas personas. "Es importantísimo porque a veces el club cumple la función de la escuela, donde aprendés lengua, matemática o historia pero hay cosas de la vida que no las aprendes, y acá en el club sí", teoriza Moya.

"Yo creo que fundamentalmente contribuye a la identidad del chico, convoca a que el chico tenga los valores arraigados ahí. Arranca con una identidad deportiva pero después, con el tiempo, se va transformando en mucho más que eso, sigue siendo un espacio en donde la propuesta sana vale muchísimo. Los clubes son parte de la cultura de la ciudad, son los que también la forman", se explaya Reciuto.

Deporte y clubes se erigen como dos mojones en la sociabilidad y el aprendizaje de una persona. Camus era arquero, y también alguna vez dijo: "Aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser siempre lo que se dice derecha". Seguramente habrá tenido algunos buenos profesores que le ayudaron a decodificar la forma en que los valores del campo de juego se trasladan a la vida.