Jueves, 25 de Abril 2024
Miércoles, 28 de Noviembre del 2012

Tomei, Reflexiones sobre la lógica del patrón y otros modos de hacer política.

Tomei, Reflexiones sobre la lógica del patrón y otros modos de hacer política.
Se habla tanto de institucionalidad y republicanismo en estos tiempos, que es importante mirar un poco, y reflexionar sobre lo local, el espacio de las ciudades, que es donde nace la tradición democrática y autonómica de nuestros pueblos.

Me preguntaba, si era necesario un balance respecto de la gestión-administración Tomei, a casi un año de la asunción del gobierno, pensando en las relaciones de esa conducción política e institucional, con otras esferas del gobierno, que también responden a la legalidad y legitimidad democrática.

En primer lugar, quiero descartar toda condición de estilo como determinante. No se si un gobierno pueda reducirse a algún rasgo personal, del tipo "es soberbio-a, es autoritario-a", porque gobernar necesita de articular múltiples factores, y de la vocación política por hacerlo, de distintas maneras.

Por cierto, que esa disposición por dialogar o aceptar la diferencia, tolerándola o canalizándola, esta cruzada por el "carácter", si se quiere, del gobernante, pero, más que nada, por una ingeniería del gobierno de las cosas y las relaciones, que, me parece, la gestión-administración Tomei, carece. Eso, por varios motivos, pero fundamentalmente, porque prácticamente no hay interlocutores para el dialogo, y se juega a la Intendente en situaciones donde el peón (en jerga de ajedrez) puede golpearla con facilidad. Ahí, se dificulta la construcción política, porque, los actores políticos que deben sostener el proyecto (si lo hay) del gobierno, son más bien comunicadores de mensajes distintos, y no puentes para facilitar la resolución de conflictos, problemas o pequeñas demandas. Parece, entonces, que el Intendente debe estar en todo, y termina estando en nada, o en pequeñeces.

No tengo dudas a esta altura que Tomei es una mujer política resuelta a ejercer su autoridad. Está claro, por cierta mecánica donde todo le confluye, pero lo que deberíamos preguntarnos, es, justamente, acerca del cómo de eso que confluye y a veces no fluye. Ese cómo, afecta de cualquier modo los resultados del gobierno, la forma de las políticas, y tiendo a entender, que ese modo de hacer (¿de construir?) política no esta desencadenando acciones positivas, resolutivas, que respondan a esa enorme cantidad de votos-demandas, que recibió hace poco mas de un año. Si las resumiéramos, podríamos decir que los funenses, los de los barrios y quienes recién construyen su hogar en nuestro pueblo, imaginan e imaginaron una mejora (y una innovación) en la prestación de servicios, que sume metros lineales de cloacas, agua, cordón cuneta y zanjeo, para citar reclamos sonantes. Reclamos que son derechos, a una mejor calidad de vida, a una Ciudad integrada y menos desigual.

En la forma, se eligió un modo que se dice planificador. Se dialogó poco, y muy disperso, y se tiro de la cuerda sin sumar en innovación. Se firmaron convenios en la letra, y en la forma, se saltaron potestades que son legitimas y legales del Concejo, que es la expresión de la diferencia del pueblo funense. Ese Concejo (y este concejal), generaron múltiples iniciativas, muchas de ellas de importancia histórica, que, o bien fueron desatendidas, o directamente desconocidas por el Ejecutivo. Iniciativas propias, como el Plan de Mejora Barrial o el de Iluminación Eficiente, que Tomei impulso en campaña, solo se cuentan como normas aprobadas, de baja y desarticulada aplicación. Se llego, de hecho, a poco menos del 5 por ciento de ejecución de obras de estabilizado de calles, y no se respondió en ningún momento, y por la vía institucional, a los decretos que solicitaban la rendición de cuentas.

Analizando ese como, la conducción política no acertó en un nuevo esquema de trabajo territorial (como lo conversamos una vez), y las relaciones con el trabajador se desgastaron rápidamente, porque no se entiende que el laburante es el centro del esquema, y no un obstáculo para la gestión.
Haciendo este repaso, se percibe que el gobernar no esta sujeto a las personas, sino a "su arte político", a las habilidades de los equipos de trabajo para sustituir carencias, comunicar claramente y resolver rápidamente. Para suplir y completar.

La cosa, no es si Tomei "tiene carácter fuerte" como dice la calle, sino, como desde su larga experiencia política, puede desarrollar un esquema de gobierno donde lo distinto pueda fluir, aunque a veces no llegue a puerto, y lo que deba resolverse, llegue a donde tenga que llegar. Eso, es institucionalidad, en democracia. Y hay que apostar para ponerla a prueba. No sea cosa que el tiempo de los patrones, siga profundizando la desigualdad.